Se trató, según dijo ayer el propio Aznar, «de una invitación
personal» y de un «almuerzo interesante» en el que el ex presidente
español pudo constatar que «para desgracia de sus adversarios» Bush
se encuentra «muy seguro y con las ideas muy firmes».
Aznar subrayó que siempre ha procurado «que España tuviese las
mejores relaciones con EEUU», pero añadió que como ex presidente el
hecho de que no las pudiera tener no era problema. El antiguo líder
del PP explicó que el Gobierno español conoce sus visitas y resaltó
que nunca había sido preguntado por su opinión; «si alguien ha
llamado he llamado yo» aclaró.
Aznar también valoró el peso de la posición internacional
española, e ironizó afirmando que «si España no sabe si es una
nación o no, no puede tener una posición internacional», lo que se
traduce para él en una «pérdida de influencia, pues si la política
interior está llena de dudas, la política internacional acaba
resintiéndose».
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