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AGENCIAS-WASHINGTON
El ex presidente del Gobierno, José María Aznar, y su mujer Ana Botella, concejal de Empleo y Mujer del Ayuntamiento de Madrid, aprovecharon su reciente estancia en Washington para mantener el pasado lunes un almuerzo «de amigos» con el presidente de EEUU, George W. Bush, y la primera dama, Laura Bush.

Se trató, según dijo ayer el propio Aznar, «de una invitación personal» y de un «almuerzo interesante» en el que el ex presidente español pudo constatar que «para desgracia de sus adversarios» Bush se encuentra «muy seguro y con las ideas muy firmes».

Aznar subrayó que siempre ha procurado «que España tuviese las mejores relaciones con EEUU», pero añadió que como ex presidente el hecho de que no las pudiera tener no era problema. El antiguo líder del PP explicó que el Gobierno español conoce sus visitas y resaltó que nunca había sido preguntado por su opinión; «si alguien ha llamado he llamado yo» aclaró.

Aznar también valoró el peso de la posición internacional española, e ironizó afirmando que «si España no sabe si es una nación o no, no puede tener una posición internacional», lo que se traduce para él en una «pérdida de influencia, pues si la política interior está llena de dudas, la política internacional acaba resintiéndose».