La historia de ETA en Mallorca se ha escrito, básicamente, con tres
atentados terroristas, un intento de magnicidio y la presencia en
la cárcel de Palma de una docena de integrantes de la banda
criminal. A principios del verano de 1989 se publicó en Ultima Hora
que en el centro de la carretera de Sóller vendrían reclusos de la
organización terrorista.
El día 7 de septiembre de 1989 Iñaki Rique y Josean Kortadi, de
35 y 33 años respectivamente, ingresaron en el centro penitenciario
de Palma. Kortadi había sido condenado a 24 años y 3 días de cárcel
y Rique a 18 años. Desde entonces y hasta poco antes del fin de la
década de los 90, cuando se produjo en nuevo reagrupamiento de los
presos etarras, ingresaron en la cárcel de Palma, además de los dos
citados: Jon Bilbao Moro, Pedro María Fernández Arguilea, José
María Sagarduy Moya, Àngel Erdocia Larraza, José Luis Esquisabel,
Óscar David de Miguel Sagastazi, Julián Àngel Zabalo y Vicente
Albarán Cobos. Fueron un total de diez aunque en realidad nunca
hubo más de siete ingresados al mismo tiempo puesto que, a su vez,
se iban produciendo traslados de Palma a otras cárceles del
Estado.
De todos los presos que estuvieron aquí, uno me llamó la
atención por su aspecto de especie de 'hombre de las cavernas'. Era
Jon Bilbao Moro, ex carnicero de profesión y que de Palma fue
trasladado a una prisión de Canarias. Meses después supimos que
había protagonizado un grave incidente con un funcionario, y que le
amenazó con cortarle la cabeza 'y jugar con ella al fútbol'.
30 de julio de 1991. A las cinco y media de la madrugada se
produjo una deflagración en la planta baja de un chalet de dos
plantas en la calle Arquitecte Bennàssar, en Palma. Diez minutos
después se produjo otra deflagración en un coche estacionado frente
a la puerta principal de la residencia de oficiales de la Plaça
Porta des Camp. Sirenas, ambulancias, policías, bomberos... Tras
los primeros minutos de confusión se fueron atando los primeros
cabos y se supo que no se trataba de dos hechos aislados. En el
piso superior del chalet residían cuatro alféreces del Ejército y
uno resultó herido. En el segundo caso se trataba de un coche
bomba. La palabra ETA comenzó a pronunciarse entre los policías,
aunque de manera tímida y procurando dejar un espacio para el
error. Dos meses después, en un comunicado al diario vasco 'Egin',
ETA se atribuyó las dos acciones terroristas que por primera vez se
habían llevado a cabo en Mallorca. En el atentado de la calle
Arquitecte Bennàssar el comando había preparado varias bombonas de
butano, que debían explotar al ser accionado un contemporizador.
Pero la suerte se alió del lado de las posibles víctimas, puesto
que un fallo en la fuente de energía evitó que los bidones de
gasolina que habían dejado se incendiaran, lo que habría provocado
la muerte casi segura de los dos alféreces que dormían en la planta
superior.
Con respecto al atentado en la Plaça Porta des Camp, 24 horas
antes se dejó estacionado un turismo marca Seat Ibiza, con
matrícula PM-0946-AY. El coche fue sancionado con una multa de la
ORA y estaba cargado con siete bombonas de camping gas y varios
depósitos de gasolina. La explosión e incendio del vehículo
afectaron a la fachada y algunas viviendas del edificio, pero sin
desgracias personales.
31 de octubre de 1991. Se localiza un turismo en la calle San
Diego, en la Platja de Palma. En el interior del coche había cuatro
bidones repletos de gasolina, un contemporizador y cables. Se
confirmó que era un coche bomba dejado en aquél lugar por el mismo
comando. Un comando que lo formaban Idoia López Riaño ('Margarita')
y José Luis Urrusolo Sistiaga.
9 de agosto de 1995. La policía detuvo en Mallorca a Juan José
Rego Vidal; su hijo, Iñaki, y Jorge García Sertucha, los tres
integrantes de un comando de ETA que se había desplazado a la Isla
con el objetivo de matar al Rey. Dos años después, la Audiencia
Nacional consideró probadas las acusaciones y condenó a los tres a
un total de 109 años de cárcel. El comando alquiló en Palma una
partamento, a 251 metros de distancia de donde estaba atracado el
«Fortuna». En la sentencia se da por probado que el objetivo del
comando era matar al Rey, si no era posible al Príncipe, y el
tercer objetivo era José María Aznar, entonces presidente del
Gobierno.
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