El presidente andaluz, Manuel Chaves, expresa su alegría al término del debate de ayer en el Congreso.

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Tras casi once horas de debate, el Pleno del Congreso de los Diputados aprobó ayer la toma en consideración de la reforma del estatuto de Andalucía por 187 votos a favor (PSOE, CiU, ERC, PNV, IU/ICV, CC y Mixto), 136 en contra (PP) y ninguna abstención.

La definición de 'realidad nacional' es, para Rajoy, una «aberración jurídica y constitucional» de la que culpó a Zapatero porque «premia los valores nacionalistas y lo que más le complace son los delirios nacionalistas».

La propuesta de reforma del Estatuto andaluz no tuvo problemas de apoyo para superar ayer la toma en consideración del Congreso, ya que sólo contaba con el rechazo del PP. El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y el presidente del PP, Mariano Rajoy, evidenciaron la amplia diferencia que existe entre sus posiciones con respecto al Estatuto andaluz. Zapatero lo defendió y pidió a los 'populares' «que no tropiecen dos veces en la misma piedra», una «mínima disposición» y el «abandono del no incondicional» para que el consenso sea posible.

Rajoy rechazó el texto, que tachó de «aberración jurídica y constitucional», así como de «apaño sectario». El líder del PP también acusó al Gobierno de utilizar el Estatuto andaluz como coartada del catalán, al que «copia» y del que «fusila» enmiendas que presentó el PSOE en su día.

Zapatero no hizo referencia expresa al PP, pero sus mensajes fueron claramente dirigidos a los 'populares'. Dijo que no tener en cuenta el «espectacular avance» que se ha producido en el último cuarto de siglo sería «volver a equivocarse, repetir el error, tropezar dos veces en la misma piedra». Ya que no fue posible lograr el consenso en Andalucía -consideró suficiente la mayoría con la que se aprobó el texto-, el jefe del Ejecutivo estimó que se debería poder conseguir en el Parlamento.

Por su parte Rajoy acusó a los socialistas de «haber actuado como si consideraran Andalucía una hermana menor de Catalunya. ¿Es tan bueno el Estatut catalán que debemos tomarlo como modelo?», se preguntó el líder de la oposición.

Zapatero dio respuesta a las alusiones a Catalunya asegurando que el texto andaluz «destruye la falsa idea de privilegios de unas comunidades autónomas frente a otras» y demuestra que las reformas estatutarias no son «artificiales ni son aspiraciones exclusivas de una comunidad u otra». Y aseguró que el contenido del Estatuto andaluz tiene «señas de identidad propias».

Entre ellas citó uno de los aspectos más polémicos, el de la Cuenca Hidrográfica del Guadalquivir, cuya competencia figura ahora para la Junta.

Zapatero dijo que el PSOE va a «esforzarse especialmente» en alcanzar un acuerdo en materia de aguas y cuencas hidrográficas, pero también dejo claro que el Estado debe ser garante de los intereses generales, supracomunitarios, que «constitucionalmente le corresponde defender».