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AGENCIAS-BILBAO
El País Vasco volvió a ser en la madrugada de ayer el escenario de ataques de terrorismo callejero a manos de desconocidos, que eligieron el fuego y los cócteles molotov como armas.

Tres encapuchados tomaron un autobús en la localidad de Azpeitia (Guipúzcoa) y lo redujeron a una estructura metálica y ennegrecida. Los desconocidos esperaron en la parada del vehículo y cuando se hubieron subido, obligaron a bajarse al conductor y a dos pasajeros que no resultaron heridos al tiempo que rociaban el autobús con un líquido inflamable y le prendían fuego.

Por un lado, el juzgado de paz de la localidad vizcaína de Lekeitio y tres cajeros automáticos de otras tantas sucursales bancarias de Plentzia, también en Vizcaya, fueron atacados por un grupo indeterminado de violentos; por otro, un autobús de EuskoTren fue calcinado en la localidad guipuzcoana de Azpeitia.

La compañía EuskoTren, a la que pertenecía el vehículo calcinado, cifró ayer los daños en 198.000 euros y afirmó que no será posible recuperar el vehículo.

Asimismo, la compañía denuncia que esta acción supuso un «grave riesgo» para los pasajeros, ya que éstos aún se encontraban dentro del vehículo cuando los atacantes lo rociaron de líquido inflamable. Igualmente, EuskoTrans alerta de que supone un «ataque directo» a las políticas de desarrollo y transporte sostenible aplicadas en la actualidad en la comunidad vasca.

Por otra parte, la Fiscalía de París consideró ayer probada la complicidad orgánica entre «algunos» de los abogados habituales de activistas de ETA encarcelados en Francia y la propia organización terrorista.