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La inflación española se situó en noviembre en el 4'1 por ciento, una cifra que además de suponer la tasa más alta desde enero de 2006 obliga al Estado a dedicar 3.121'87 millones de euros para compensar a los pensionistas por la pérdida de poder adquisitivo. El Instituto Nacional de Estadística (INE) publicó ayer los datos del Indice de Precios de Consumo (IPC), que subió el mes pasado siete décimas, mientras la inflación interanual se situó en el 4'1 por ciento.

Tras conocerse el dato de inflación, el Ministerio de Economía insistió en que esta subida es «transitoria y exógena» y sigue respondiendo a la evolución de los precios de las materias primas, en concreto el petróleo y algunos alimentos como los cereales. David Vegara, secretario de Estado de Economía, reiteró además que el aumento de los precios de consumo se ha producido también en los países del entorno, y aseguró que la economía española ya ha demostrado su capacidad de hacer frente a estas alzas y volver de nuevo a tasas «sustancialmente menores».

Tras augurar un descenso «acusado» de la inflación a partir de la próxima primavera, Vegara abogó por que las cláusulas de revisión salarial tengan en cuenta que el repunte de los precios será transitorio y pasada la primavera la tasa bajará tanto en España como en la zona euro. De las siete décimas en que subieron los precios en noviembre, tres se debieron al vestido y el calzado, que se encareció un 3'2 por ciento.

Por su parte, el petróleo y los alimentos volvieron a ser responsables de la mayor parte de la subida mensual del IPC. Y es que los alimentos y bebidas no alcohólicas se encarecieron el 0'9 por ciento en un mes, y el 6'3 por ciento en un año, mientras que el transporte fue un 1'4 por ciento más caro en un mes y acumula una subida anual del 6'6 por ciento, debido al alza de los combustibles.