La portavoz parlamentaria del PP, Soraya Sáenz de Santamaría, conversa con algunos diputados de su grupo durante el pleno extraordinario de ayer. Foto: EFE

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La vicepresidenta segunda y ministra de Economía y Hacienda, Elena Salgado, pidió a los bancos y cajas españolas que aporten 10.000 millones de euros para el futuro Fondo de Economía Sostenible, cuyo objetivo será cambiar el modelo productivo del país y que ascenderá a 20.000 millones de euros. El futuro financiero «sólido, eficiente y dinámico estará en disposición de financiar la reasignación de recursos hacia los sectores sostenibles con mayor potencial de futuro», afirmó Salgado durante su intervención en el IX Encuentro Financiero Internacional organizado por Caja Madrid y El País.

Salgado consideró «imprescindible el compromiso activo» de las entidades financieras para participar en este fondo, cuyos otros 10.000 millones de euros procederán de los fondos públicos. En este sentido, pidió la participación de las entidades de crédito en la financiación de los proyectos de financiación público-privada de construcción de infraestructuras.

Por otra parte, el Gobierno logró ayer convalidar su plan de reestructuración del sector financiero gracias al apoyo del PP, que pese a ser «crítico y escéptico» permitió sacar adelante una norma que querían reformar especialmente los grupos nacionalistas, enfadados porque limita la voz de las autonomías en las fusiones. La vicepresidenta segunda del Gobierno, Elena Salgado, que defendió el plan en un Pleno extraordinario del Congreso de los Diputados, no logró así el máximo consenso que se había propuesto buscar y que reclamó hasta el final a los diputados.

Sus argumentos de que el decreto-ley por el que se crea el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) es «coherente» con las competencias asignadas a las comunidades autónomas chocaron con los grupos nacionalistas, que acusaron al Gobierno de pasarse «por el forro» los estatutos autonómicos y pidieron sin éxito que el texto fuera tramitado como proyecto de ley para poder introducir cambios. El grupo más duro en sus críticas fue Convergencia i Unió (CiU).