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Los incendios forestales siguen siendo un delito impune en España. Lo asegura un informe de Greenpeace, al que ha tenido acceso la Cadena Ser, que asegura que sólo dos de cada 1.000 pirómanos acaban condenados en nuestro país.

El informe de los ecologistas establece varios perfiles de pirómanos. Cada vez son menos los que queman el bosque por especulación urbanística, ya que la Ley prohíbe recalificar los terrenos quemados hasta 30 años después, y también caen los incendios para traficar con madera quemada.

Gran magnitud

La organización ecologista alertó ayer de la proliferación de incendios, como los que están teniendo lugar esta semana, y señala que los efectos provocados por el cambio climático contribuyen a que sean más habituales los fuegos de gran magnitud (superiores a 500 hectáreas). «Se van a convertir en algo habitual en nuestro país, ya que las condiciones climáticas hacen casi imposible la labor de los equipos de extinción», explicaron.

Según los últimos datos de la organización, el perfil de los incendios está variando y si bien las mejoras producidas en las labores de extinción hacen que haya disminuido la extensión quemada, las hectáreas que son pasto de los fuegos de gran intensidad suponen hasta dos terceras partes del total.

Así, apuntan que a pesar de que tanto en 2007 como 2008 se redujo la superficie quemada, desde principios de los años 90 se puede apreciar la presencia de este tipo de incendio que arrasa grandes superficies de terreno. A su juicio, la virulencia de éstos, así como el poder destructivo que tienen «es muy alto» debido a la intensidad del fuego, su comportamiento externo y la imposibilidad de acabar con ellos con los medios actualmente disponibles.

Además, resalta que numerosos estudios destacan que este cambio de tendencia en el perfil de los incendios está relacionado con el calentamiento global y la alteración del régimen de precipitaciones, por lo que es de esperar que este tipo de incendios se convierta en algo más habitual en las estaciones secas.