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El golpe asestado ayer a Segi por la policía y la Guardia Civil podría haber sido más contundente si Gara no hubiera alertado de la operación el pasado 19 de noviembre en un breve sobre «una operación policial que se podría dar en próximos días».

El diario hacía referencia a una nota de prensa del Movimiento pro Amnistía que decía «haber tenido conocimiento de una operación policial en curso» que se había difundido «entre los aparatos represivos del Estado», que se iba a desarrollar «en los próximos días», sin especificar la fecha.

La operación policial se ha saldado con 34 detenidos en el País Vasco y Navarra, con lo que se ha descabezado la cantera de ETA, según el Ministerio del Interior.

La operación, desarrollada conjuntamente por la policía y la Guardia Civil y dirigida desde San Sebastián por el juez de la Audiencia Nacional Fernando Grande-Marlaska, ha supuesto "según el departamento que dirige Alfredo Pérez Rubalcaba" un duro golpe contra la organización de la izquierda abertzale de mayor «ortodoxia» y «fidelidad» a la banda terrorista.

En un comunicado, Interior ha señalado que las detenciones conllevan la «casi total desarticulación» de las estructuras clandestinas de Segi y constituyen un «golpe de impacto» a su financiación y estructura logística.

Además de los 34 arrestos, las Fuerzas de Seguridad han realizado 92 registros en domicilios y locales del País Vasco y Navarra, en los que se ha intervenido abundante documentación que será analizada.

También se han encontrado pegatinas, propaganda y publicaciones de ETA, bombonas de cámping-gas, gasolina, ácido, guantes, recipientes y manuales para la elaboración de artefactos explosivos e incendiarios, además de 6.000 euros en sobres y anotaciones manuscritas con placas de matrícula.

Los Servicios de Información de la Policía y de la Guardia Civil consideran que Segi pretendía reforzar su estructura, aumentando las captaciones de nuevos militantes y ampliando su permanencia en la organización.

También pretendía potenciar los procesos de formación de sus miembros para poder acometer las directrices de ETA, «endurecer el conflicto» e incrementar la violencia callejera.