A estos anuncios hay que sumar, además, otros tres de ámbito limitado, la primera de ellas el 20 de noviembre de 1997 cuando ETA suspendió todas las acciones previstas en «el frente de las cárceles».
La segunda, en febrero de 2004, cuando ETA decretó el cese de la violencia en el territorio de Cataluña, y la tercera en junio de 2005, cuando dio por cerrado «el frente contra los electos de los partidos políticos de España».
Aunque las demandas de «alto el fuego» a ETA han sido constantes desde la que solicitó el Gobierno de Adolfo Suárez en 1977, lo cierto es que el primer cese real de su actividad se produjo días después del 23-F, cuando ETA político-militar comunicó un alto el fuego de un año que finalmente se prolongó hasta agosto del año siguiente.
Ya con el PSOE en el Gobierno y en el marco de las denominadas conversaciones de Argel, el 5 de septiembre de 1987 ETA rechazó el alto el fuego solicitado por el Ejecutivo, aunque el 29 de enero de 1988 la banda ofreció al gabinete de Felipe González uno de sesenta días para reanudar el diálogo.
En febrero de ese año el Gobierno anunció la apertura de negociaciones, al comprobar que no había habido atentados desde que se produjo la oferta, pero el secuestro del empresario Emiliano Revilla junto a otros acciones acabó con el diálogo.
Tras la liberación de Revilla, ETA hizo pública, en noviembre de 1988, una nueva oferta de interrupción de la violencia.
El 8 de enero de 1989, la organización anunció una «tregua unilateral» de 15 días y, seis días más tarde, Rafael Vera y Eugenio Etxebeste «Antxon» volvieron a encontrarse en Argel.
Este cese de la violencia fue prorrogado con el fin de continuar las conversaciones hasta el 24 de junio, pero no se llegó hasta esta fecha ya que la banda lo dio por finalizado el 4 de abril.
En diciembre de 1991, ETA volvió a anunciar un alto el fuego de dos meses para retomar el diálogo a cambio de ciertas condiciones y repitió su oferta en febrero y julio de 1992 para abrir «una negociación política con el Gobierno», y después de que hubiera sido detenida en Bidart (Francia) la dirección etarra.
La siguiente oferta de callar las armas, por un período de una semana, se produjo el 23 de junio de 1996, en un momento en el que la banda mantenía secuestrado al funcionario de prisiones José Antonio Ortega Lara y tras la llegada del PP al Gobierno.
El 16 de septiembre de 1998, cuatro días después de que se firmara la Declaración de Lizarra, ETA anunció, por primera vez en su historia, un cese de la violencia total, «unilateral» e «indefinido».
El Gobierno mostró su disposición a dialogar y en mayo de 1999 se celebró un encuentro en Suiza en el que no se produjo acercamiento alguno.
En agosto de ese año ETA señaló que el diálogo de paz se hallaba bloqueado y la comunicación con el Gobierno rota.
Aunque en los tres meses posteriores se intercambiaron cartas, las partes no volvieron a entablar el diálogo y el 28 de noviembre ETA anunció que el alto el fuego que había mantenido durante más de catorce meses finalizaría el 3 de diciembre de 1999.
Esa vuelta a la violencia se materializó el 21 de enero del 2000 con el asesinato en Madrid del teniente coronel Pedro Antonio Blanco García.
El 18 de febrero de 2004 ETA anunció la suspensión de todas sus «acciones armadas» en Cataluña; y el 18 de junio de 2005 la banda terrorista anunció que también excluía de entre sus potenciales objetivos a los cargos electos de los partidos políticos en España.
Al año siguiente, el 22 de marzo de 2006 ETA anunció el «alto el fuego permanente», que se hizo efectivo el 24 de marzo y que la banda dio por finalizado el 5 de junio de 2007.
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