Francisco Correa, uno de los presuntos cabecillas de la trama Gürthel, a su llegada a los juzgados. | SUSANA VERA

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Los presuntos cabecillas de la trama Gürtel Francisco Correa y Álvaro Pérez, «El Bigotes», se han acogido hoy a su derecho a no declarar en su primera comparecencia ante el juez Pablo Ruz, que les había citado para salvaguardar su derecho de defensa ante la inminencia del cierre de la instrucción.

Para argumentar su negativa, Correa ha alegado «pérdida de confianza» en la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional, que validó las escuchas que le hizo el exconcejal José Luis Peñas y que dieron lugar a la apertura de la causa, han informado fuentes jurídicas.

«El Bigotes», gerente de la empresa Orange Market y considerado cabecilla de Gürtel en la Comunidad Valenciana, ha alegado por su parte que no se le ha notificado debidamente el auto de citación y ha dicho que ha acudido «voluntariamente» a la Audiencia Nacional porque su abogada, Mercedes Alonso, se había enterado por los medios de comunicación, según las fuentes consultadas.

Se ha remitido no obstante a la declaración que prestó en 2009 ante el exjuez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón, al que aseguró que el PP era prácticamente el único cliente de su empresa, Orange Market, y que nunca facturaba «en B» a esta formación política.

Poco después, «El Bigotes», que ahora también lleva barba y que vestía con una americana azul eléctrico, abandonaba la sede de la Audiencia Nacional en la calle Prim en utilitario del mismo color.

Correa, que había sido citado a las 12.00 horas, salía de la Audiencia Nacional veinte minutos después de su llegada y a preguntas de los periodistas sobre el motivo de negarse a prestar declaración ha contestado: «pérdida de confianza».

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El presunto líder de la trama, que vestía pantalones de color beige, camisa a rayas, corbata y americana azul, ha abandonado la Audiencia en el mismo coche que le había dejado poco antes en la sede del tribunal, un BMW X5 de color gris.

A su llegada, sonreía y saludaba con la mano a los numerosos periodistas que se congregaban frente a la entrada del tribunal y que le han apelado por su diminutivo «Paco».

El juez ha llamado esta semana a declarar a la que se considera la cúpula de esta trama como paso previo al cierre de la causa para proteger su derecho de defensa, ya que la mayor parte no había declarado desde que estalló el caso Gürtel.

Ayer fue el turno del considerado número dos de la red Pablo Crespo, quien sí declaró y arremetió contra los últimos informes de la Unidad de Delincuencia y Fiscal de la Policía (UDEF) y los tildó de «novelas con déficit de realidad», por lo que pidió al juez que cite a declarar a los funcionarios que los han elaborado.

Correa, que ha cumplido tres años y medio de prisión preventiva, declaró por primera vez por Gürtel ante el exjuez Baltasar Garzón cuando fue detenido en febrero de 2009 y después lo hizo, estando aún en la cárcel, ante el juez Antonio Pedreira, que instruyó está causa cuando se remitió al Tribunal Superior de Justicia de Madrid.

Según la Fiscalía Anticorrupción, Correa, desde 2000 hasta 2009, auxiliado por otros imputados, y desde 2002 por Crespo, «habría liderado un entramado societario dirigido a obtener irregularmente adjudicaciones públicas -bien para sus empresas bien para terceros- mediante la entrega de dádivas a funcionarios y autoridades con competencia o influencia en esas contrataciones».

Mañana cerrará esta ronda de declaraciones el presunto contable de la red José Luis Izquierdo, conocido por el pendrive que le fue intervenido cuando estalló el caso y gracias al que se ha podido conocer que la trama llegó a manejar 25 millones de euros.