El prícipe Felipe fue el abanderado de la delegación española en los Juegos Olímpicos de Barcelona 92 | Efe

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Felipe de Borbón y Grecia, que reinará tras la abdicación de Juan Carlos I, fue el abanderado de España en los Juegos Olímpicos de Barcelona 92 y su condición de olímpico y amante del deporte le han llevado a estar cerca de los deportistas y a implicarse de lleno en la defensa en la candidatura de Madrid 2020.

La imagen de Don Felipe al frente del equipo español en el estadio de Montjuic durante la inauguración de Barcelona'92 es parte de la historia de un país, empeñado en «mantener el nivel de excelencia» de su deporte, según sus propias palabras, pronunciadas el pasado diciembre tras recibir la Orden Olímpica de Oro.

Diploma olímpico por el sexto puesto que ocupó en la clase Soling de vela en los únicos Juegos celebrados hasta ahora en España, Don Felipe ya vivió la experiencia olímpica como espectador en Seúl 1988, donde compitió su hermana Cristina y donde el 24 de septiembre de aquel año presenció la prueba reina de atletismo con la victoria en la final de 100 metros del canadiense Ben Johnson, después descalificado por dopaje.

Aficionado al squash y al esquí, además de la vela, Don Felipe se ha mostrado siempre próximo a los deportistas, a los que ha acompañado en numerosas competiciones y especialmente en los Juegos Olímpicos, acompañado de Doña Letizia desde los celebrados en Atenas 2004, año en el que contrajeron matrimonio.

Pese a no resultar elegida, la candidatura olímpica de Madrid 2020 contó con la total implicación del Príncipe, que se trasladó a Buenos Aires para participar en su presentación el 7 de septiembre de 2013. Allí, ante la Asamblea del COI, don Felipe aseguró que Madrid es «un socio confiable y con experiencia».

«Hoy no me dirijo a ustedes como Príncipe de España. Soy participante olímpico y orgulloso padre de dos niñas que al igual que millones de niños esperan un futuro más brillante. Toda España quiere los Juegos. Ahora más que nunca Madrid tiene sentido», afirmó antes de que el COI eligiese a Tokio como organizador de una cita que también quería Estambul.

Después de la derrota, la tercera consecutiva de Madrid, el Príncipe estuvo al lado de los miembros de la candidatura, a los que animó a encajar el golpe y a seguir trabajando por el deporte español.

Esa voluntad y la aspiración olímpica de que España albergue otra vez unos Juegos, volvieron a estar presentes en su intervención en la última gala del Comité Olímpico Español (COE), el 18 de diciembre de 2013 y en presencia del nuevo presidente del COI, el alemán Thomas Bach, cuando recibió la Orden Olímpica de Oro.

«No desfallecemos en nuestra determinación de continuar haciendo las cosas cada vez mejor. Mantener el nivel de excelencia del deporte español es un reto difícil que asumimos con voluntad y con los mismos principios; como deportistas, como olímpicos y como españoles, trabajaremos en todo momento para conservar y acrecentar los éxitos que, juntos, hemos conseguido», afirmó.

La figura del Príncipe continúa la tradicional relación de la Familia Real con la práctica deportiva, que comenzó con la participación de su padre, Juan Carlos I, en los Juegos Olímpicos de Múnich en 1972, donde compitió en la clase «Dragón» de Vela.

La Reina Sofía participó como suplente en este mismo deporte en representación de Grecia, su país natal, junto con su hermano Constantino en los Juegos de Roma'60.

En Barcelona'92 Don Felipe compitió en la modalidad «Soling», con el yate «Aifos» (Sofía, el nombre de su madre, al revés), junto a Fernando León y Alfredo Vázquez como compañeros de tripulación.

Para llegar allí su embarcación quedó primera en el campeonato de España de 1989, lo mismo que ocurrió en 1990 en la Copa España. Ese mismo año fue quinto en el campeonato del mundo y en 1991 volvió a triunfar en el V Campeonato de España y acabó cuarto en el mundial Match Race.

Sus resultados en el Campeonato Mundial le permitieron formar parte del equipo olímpico español, para el que fue seleccionado el 27 de enero de 1992. Su embarcación logró la victoria en la Copa de España de Vela de clases olímpicas el 15 de marzo de 1992, puesto que le aseguró el acceso a los Juegos.

Don Felipe, que admitió «soñar con una medalla» antes del inicio de los Juegos, no pudo clasificarse para las semifinales de «match-race» y finalizó la competición en sexto lugar.

Además de su vinculación olímpica, Don Felipe es simpatizante en fútbol del Atlético de Madrid, club que en 2003 le nombró presidente de honor del Centenario.

Con este motivo, el Príncipe de Asturias recibió el 17 de diciembre de 2003 a una delegación del Atlético de Madrid, encabezada por su entonces presidente, Jesús Gil, fallecido en mayo de 2004 .

En aquella audiencia, Gil entregó al Príncipe unos patucos y un gorrito de bebé con los colores rojiblancos y una camiseta del equipo con el nombre de Letizia Ortiz en el dorso.

Entre otros acontecimientos deportivos, Don Felipe también estuvo presente, junto a Doña Letizia, en los últimos éxitos logrados por la selección española de fútbol, como la final del Mundial de Sudáfrica 2010, tras la que festejó el título con los jugadores en el vestuario y calificó de «bendición» el gol de Andrés Iniesta ante Holanda, y la final de la Eurocopa 2012 frente a Italia en Kiev, donde elogió a «una generación de lujo».