Este sistema para predecir la expansión de epidemias, en el que trabaja un equipo del Instituto de Biocomputación y Física de Sistemas Complejos (BIFI) de la Universidad de Zaragoza, fue probado con «éxito» en la propagación de otras enfermedades como la gripe A.
Ahora, esta herramienta se ha utilizado para analizar el brote epidemiológico de ébola, que ha provocado cerca de 4.900 muertes en África occidental y ha creado una alarma mundial, ha explicado en una entrevista con EFE el investigador del BIFI Yamir Moreno.
«Nosotros nos centramos en las probabilidades que hay de que una persona infectada llegue a nuestro país y se empiece a propagar la enfermedad» y, en este caso, son «bajas», aunque no nulas, ha precisado.
Con este sistema, desarrollado en coordinación con la Northestern University de Boston, (Massachusetts, Estados Unidos), analizan parámetros como la movilidad, el tráfico aéreo o el comportamiento de la población ante una crisis sanitaria.
Moreno ha apuntado que, teniendo en cuenta estos términos, además de otros, la probabilidad de epidemia en España es «baja» ya que no existen conexiones directas en avión, a diferencia del Reino Unido y Francia, lo que reduce el flujo de pasajeros.
En estos países, ha añadido, el riesgo es mayor al existir una relación más estrecha con el territorio afectado, lo que se traduce en un mayor número de vuelos.
«Por ejemplo, si el brote se hubiera localizado en Latinoamérica, España sería uno de los países más expuesto sin duda», ha manifestado.
Esta herramienta excluye otros factores de riesgo, que van más allá de la difusión natural del virus, como el contagio por contacto directo entre un asistente sanitario y un enfermo de ébola, como ocurrió en el caso de la auxiliar de enfermería Teresa Romero.
No obstante, sí permite predecir el riesgo de que una epidemia local, detectada en un país determinado, se convierta en una pandemia global en tan sólo unos meses, a pesar de la distancia geográfica.
Precisamente, la rapidez con la que se propaga el ébola mantiene en vilo a las autoridades sanitarias, ya que hoy en día ese periodo de tiempo se ha reducido en comparación con otras epidemias que han afectado a la población mundial, ha dicho.
La peste negra que azotó Europa en la Edad Media tardó en propagarse cerca de cuatro años, desde la costa mediterránea, el origen del foco, hasta los países nórdicos.
En cambio, a principios del siglo XXI, la epidemia del Síndrome Agudo de Respiración (SARS) y, más recientemente, la gripe A, se expandieron en apenas unas pocas semanas, favorecidas por la movilidad de la población, ha recordado.
El hecho de que el brote de ébola se haya registrado en zonas urbanas, donde habita un mayor número de personas, ha favorecido que el contagio se haya producido con mayor rapidez, ha comentado Moreno.
De hecho, el ébola fue descubierto en África en 1976, pero hasta ahora se había localizado en poblados rurales, donde es mucho más «fácil» controlar la enfermedad y evitar que se convierta en una epidemia, ha concluido.
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