El abaratamiento generalizado de los carburantes, de alrededor del 15 %, se ha visto reforzado en los últimos días con las campañas de algunas gasolineras, fundamentalmente las vinculadas a supermercados, que ya ofrecen el gasóleo por menos de un euro el litro.
Los conductores de vehículos que funcionan con diésel pagan esta semana una media de 1,162 euros el litro, frente a los 1,347 euros de la primera semana de julio, según datos de la Comisión Europea.
Este abaratamiento, de casi el 14 %, coloca el llenado de un depósito medio de cincuenta litros en unos 58,1 euros, unos 9,25 euros menos que a principios de verano.
Pero este ahorro puede ser incluso mayor si se acude a una de las 96 gasolineras que en este momento venden el gasóleo por debajo de un euro en la Península y Baleares -Canarias y las ciudades autónomas tienen un régimen fiscal diferente-, según los datos ofrecidos por el Ministerio de Industria en su Geoportal.
Buena parte de estas gasolineras se encuentran en comunidades autónomas sin tramo autonómico del impuesto de hidrocarburos -País Vasco, Navarra, Aragón y La Rioja-, aunque también hay ejemplos en otras provincias como Madrid, Barcelona, Córdoba o Almería.
De hecho, en estos momentos la gasolinera con el diésel más barato de España se encuentra en el municipio de Jumilla, en Murcia, donde un litro cuesta 0,92 euros.
En cualquier caso, la mayor parte de estas estaciones de servicio que venden el gasóleo para automoción a menos de un euro corresponden a gasolineras independientes o a las vinculadas a supermercados, una tendencia apuntada reiteradamente por la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC).
Por su parte, la gasolina de 95 octanos cuesta esta semana una media de 1,217 euros el litro, frente a los 1,457 euros de principios de verano, lo que constituye una reducción del 16 %.
Así, los conductores gastan ahora 60,85 euros en llenar su depósito, frente a los 72,85 euros de principios de julio, 12 euros menos.
El precio del barril de crudo Brent cerró el viernes en algo más de 61 dólares, tras varios meses en caída libre -cotizaba a más de 110 dólares a principios de verano-, ante el exceso de oferta de petróleo y la negativa de los países productores a reducir sus exportaciones.
Este desplome es mayor que el de los carburantes, un desfase que el sector atribuye al hecho de que la materia prima hay que refinarla y transportarla -se vende en mercados diferentes a los del crudo- y a que los costes fijos suponen más del 60 % del precio final, principalmente por la carga fiscal.
Ante las críticas de que las petroleras podrían estar conteniendo estas rebajas, el presidente de la Asociación Española de Operadores de Productos Petrolíferos (AOP), Álvaro Mazarrasa, defiende que «el mercado está funcionando» y que, de hecho, «hay fortísima competencia».
«Desde hace cinco años, la cuota de mercado de los operadores tradicionales integrados (las grandes petroleras, como Repsol o Cepsa) ha venido erosionándose por la presencia de los nuevos formatos», subraya.
Insiste en que las estaciones de servicio vinculadas a hipermercados o las cooperativas han disfrutado de «ventajas» regulatorias, lo que ha incrementado la competencia y ha hecho surgir nuevas iniciativas, como tarjetas descuento o acuerdos entre supermercados y grandes petroleras.
«Es difícil para una estación de servicio convencional poder competir con los precios tan agresivos de estos nuevos formatos», argumenta, «que han tenido unas facilidades muy grandes», especialmente en el caso de las gasolineras desatendidas, que ahorran el coste laboral.
En cuanto a la evolución futura de los precios, Mazarrasa se limita a apuntar que se trata de una cuestión «muy difícil de contestar» porque «el mercado está en caída libre, buscando su suelo» que todavía «no ha encontrado».
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