«Si hoy hacemos oposición unidos, mañana gobernaremos unidos», ha dicho Fernández a los miembros del Comité Federal, reunido para fijar el 39 Congreso Federal del 17 y 18 de junio.
En su intervención, Fernández ha situado además las primarias en el próximo mes de mayo y ha reclamado a los futuros candidatos que que actúen «con respeto entre ellos, a los procedimientos y al partido».
Por su parte, ha garantizado que el proceso de elección del nuevo secretario general será «abierto» y «transparente» y «participativo».
En tono autocrítico, el presidente de la gestora ha reconocido que los socialistas no tienen hoy la confianza de la sociedad española por culpa de «sí mismos», de su «endogamia», su «ombliguismo» y del «fuego y el incendio interno» que les «bloquea» y que «paraliza su acción exterior.
Por eso -ha lamentado- «desde hace tiempo la agenda del partido no camina de la mano de la agenda del país».
Para que vuelva a hacerlo, ha reclamado «unidad» en la labor de oposición en el Parlamento, convencido de que ello permitirá ganar «reputación» como partido de oposición y «credibilidad» como formación de Gobierno.
En esa labor ha apostado por la «moderación» y por que no se convierta en «enemigo» al adversario político y ha llamado la atención sobre las «oportunidades» que ve para ser útiles en la labor parlamentaria, como ha ocurrido con la subida del salario mínimo o con el nuevo pacto sobre educación.
En ese punto Fernández ha alertado de que hay quien quiere «impugnar» este marco político general -en referencia sin citar a Podemos- y ha defendido que no se apoyen estas posiciones que son, a su juicio, «una enmienda a la totalidad a nosotros mismos».
Así, el presidente de la Gestora del PSOE ha abogado por ser leales al partido, a las ideas y al país, aunque cree que cuando hay conflicto entre esas tres lealtades, lo primero debe ser la lealtad a España y a los ciudadanos.
Lealtad también ha exigido a los críticos y que acaten las decisiones que democráticamente adopten los órganos del PSOE y ha recalcado que «nadie representa él solo a la parte sana del partido».
«La lealtad empieza por uno mismo y yo la tuve cuando puse al partido rumbo a la abstención (para permitir la investidura de Rajoy)», porque «era la menos mala de las opciones», ha reiterado.
Y, aunque ha dicho que no estaba «en queja», porque tiene «prohibida la irritación por prescripción facultativa», ha lamentado que hubo quien prefirió crear una atmósfera agresiva contra la gestora en las redes sociales.
Ha asumido que «el liderazgo siempre debe ser contestable y las cuestiones debatidas», pero ha recalcado que ser leal al partido es aceptar las decisiones democráticas toman sus órganos de representación, porque eso es lo que fortalece a la organización.
«Ser leal al partido es decir a la gente que somos mucho más que una maquinaria dedicada en exclusiva a echar a la derecha del poder», ha añadido.
De cara al proceso de elaboración del nuevo proyecto político, ha asegurado que en el PSOE «no hay ningún debate prohibido», siempre que «no se hable en nombre de la verdad y no se mienta», y ha animado a los suyos a «debatir todo», pero con un «debate profundo, no de brocha gorda ni de frase corta».
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Primero que abandonen el «ojetismo» que le regalan al PP.