La senadora y exalcaldesa de Valencia por el PP, Rita Barberá, a su salida de la sede del Tribunal Supremo tras declarar voluntariamente como investigada o imputada por un delito de blanqueo de dinero relacionado con el caso Imelsa, pocos días antes de su muerte. | Efe

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La cirrosis desencadenó la muerte de la senadora del PP y exalcaldesa de Valencia, Rita Barberá, y no la presión mediática, como algunos representantes populares habían defendido tras su muerte.

Según los resultados de la autopsia definitiva, a los que ha tenido acceso El Mundo, y de los que se han hecho eco numerosos medios de ámbito nacional y también local, Barberá sufría «un grave problema de cirrosis irreversible que fue uno de los detonantes principales de su muerte».

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Así, para los médicos «un problema hepático» desencadenó «un fallo multiorgánico», que derivó en la muerte de la exalcaldesa valenciana en un hotel de Madrid el pasado mes de noviembre.

Este hecho desacredita las palabras, por ejemplo, del portavoz del PP en el Congreso de los Diputados, Rafael Hernando, quien usó la expresión de «hienas» para referirse a los medios de comunicación y su tratamiento informativo de las diversas causas que se atribuyen a los populares en el Ajuntament de Valencia, y en las cuales Barberá siempre mantuvo que era inocente.

Sin embargo, en los días que sucedieron a su muerte, el entorno familiar de la senadora también opinó sobre las circunstancias que rodearon las últimas semanas de Barberá, apuntando que había muerto «de pena» y la fundamental aportación la habían tenido los suyos, en referencia a sus compañeros de partido, y a todo el litigio que derivó en la baja del PP, tras varias décadas de militancia.