En declaraciones a los periodistas tras impartir una conferencia sobre la «Visión Geopolítica del mundo actual», Margallo ha asegurado que no pedirá el apoyo público de ningún diputado ni miembro del anterior Gobierno porque apuesta por el aval de la militancia.
Ha abogado por los debates sectoriales con el resto de los candidatos en los que se hable de los retos del país frente a una repetición de frases «más o menos agradables» que, a su juicio, son solo un intento de «seducción» en la mayoría de los casos.
«Si convertimos esto en una guerra entre Montescos y Capuletos corremos el riesgo de hacer perder el tiempo a los españoles y fragmentar el partido», ha alertado.
No obstante, ya ha avanzado que prestará su apoyo al candidato vencedor que coincida con sus planteamientos y, por eso, ya dijo que estaría encantado de dar «un paso atrás» si el presidente gallego, Alberto Núñez Feijóo, presentaba su candidatura y asumía sus ideas.
«Daría un paso atrás encantado si mis ideas son defendidas por alguien que tiene más posibilidades», ha insistido.
Con respecto a Soraya Sáenz de Santamaría, una de sus rivales para la presidencia del partido, ha asegurado que «estaría encantado» de tener un debate con ella y esclarecer temas como la cuestión catalana, lo que podría ser «el principio de una gran amistad».
En este punto, ha explicado que sus diferencias políticas con la exvicepresidenta del Gobierno tienen su origen en la manera de abordar el reto independentista.
Ha explicado que ya en el año 2003, redactó y entregó a Sáenz de Santamaría un estatuto catalán alternativo donde plasmó su idea de Cataluña, propuesta que fue ignorada.
Asimismo, ha advertido de que la «judicialización» del conflicto fue un «error» y que el «gobierno separatista» convocará elecciones en el momento más «álgido» de los juicios a los líderes independentistas, para aumentar su base social con las «emociones a flor de piel».
En cuanto a sus rivales por la presidencia del PP, Margallo ha manifestado que no conoce sus proyectos y espera que vayan exponiendo y concretando «qué quieren hacer, cuándo y con quién» ya que él «sí puede» mostrar sus libros.
«Mis proyectos se podrían plasmar en seis planes que podrían ser suscritos por todas las fuerzas parlamentarias y estar terminados en el plazo de un año», ha añadido.
En este sentido, ha declarado que a él no le costaría ningún trabajo exponer la reforma de la constitución y «encauzar» en un año los grandes problemas que afectan a la sociedad española.
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