El jefe del Ejecutivo, Pedro Sánchez. | Kiko Huesca

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El jefe del Ejecutivo, Pedro Sánchez, ha presentado este martes en el Congreso un programa de gobierno para lo que resta de legislatura que ha calificado como la «agenda del cambio» y en la que primarán las medidas de carácter social e incluirá iniciativas como la prohibición de nuevas amnistías fiscales.

Sánchez ha ido detallando cada una de sus medidas en un debate en el que ha recibido duros reproches del PP y de Ciudadanos, partidos a los que él ha calificado como «las derechas» queriendo evidenciar su sintonía de actuación ("tanto monta, monta tanto», ha dicho) en contra de los intereses de la mayoría de españoles.

El presidente del Gobierno, que ha criticado la herencia recibida, ha identificado tres retos principales: el empleo, las pensiones y Cataluña.

Para responder a ellos y con el compromiso de poner «el reloj de la política a la hora de España» ha sustentado a su vez en cuatro pilares la «agenda del cambio": consolidación del crecimiento económico y empleo digno, avanzar en igualdad y cohesión social, regenerar la democracia y fortalecer la cohesión territorial, e impulsar la participación de España en el mundo y, en especial, en la construcción europea.

En el desarrollo de esos ejes ha anunciado una serie de medidas para lograr las metas fijadas y, así, ha avanzado la aprobación de un anteproyecto de ley de lucha contra el fraude que incluirá la prohibición de que haya nuevas amnistías fiscales
Un anuncio realizado tras reconocer la imposibilidad de publicar los nombres de los defraudadores acogidos a la amnistía fiscal realizada por el Gobierno de Mariano Rajoy.
Lo que sí ha asegurado es que no tiene «ni idea» de quiénes fueron los beneficiados por esa amnistía.

En materia fiscal ha garantizado igualmente que se pedirá un mayor esfuerzo a los grandes conglomerados empresariales y que «en ningún caso» el tipo mínimo del impuesto de sociedades será inferior al 15 por ciento.

También en el ámbito económico y social ha anunciado un plan de choque para frenar el paro juvenil y ha ratificado la nueva senda de déficit público, que sube hasta el 0,3 por ciento el de las comunidades autónomas para el año 2019, dos décimas más de lo previsto inicialmente y que supondrá 2.400 millones de euros adicionales para las autonomías.
Excluir la vivienda turística de la ley de arrendamientos de temporada, elevar la prórroga forzosa de los contratos de arrendamiento de tres a cinco años y limitar las fianzas adicionales que el arrendatario tiene que prestar para alquilar la vivienda han sido otras medidas expuestas por Sánchez.

Tras escucharle, el portavoz del grupo popular, Rafael Hernando, ha considerado que los españoles no se merecen un presidente como él que, por «pagar sus favores» para llegar al Gobierno, cuestiona el pacto constitucional o utiliza la política penitenciaria como «moneda de cambio» con sus socios.

Hernando, quien ha recriminado a Sánchez empezar en el ámbito económico como hizo José Luis Rodríguez Zapatero, le ha criticado que haya ido hoy al Congreso a «sobreactuar» y a presentar «un sistema de subsistencia» negociado para conseguir el poder con el apoyo de «los populistas, los independentistas y los amigos de los herederos de ETA».

Por su parte, el líder de Cs, Albert Rivera, ha calificado de «indecente» la actitud equidistante que, según él, mantiene Sánchez en Cataluña «entre golpistas y demócratas».
Cree que el presidente del Gobierno lleva 45 días «ocupando la Moncloa», abonando un alquiler «a los separatistas, nacionalistas y Pablo Iglesias» y sin proponer nada, «sólo volver al pasado».

La similitud en las críticas de PP y Cs han llevado a Sánchez a poner en evidencia su sintonía y a considerar injustas sus críticas por Cataluña o por los presos de ETA, asunto ante el que les ha pedido que no usen el terrorismo para hacer política.

También les ha advertido de que ya se ha acabado el «cuento» de vivir del «agravio» de Cataluña y ha considerado que con el inicio de conversaciones con la Generalitat ha quedado claro quiénes viven del conflicto y quienes quieren «deconstruirlo».

A Rivera se ha dirigido directamente para lamentar que en vez de nueva política lo que haga es «mimetizar el discurso más antiguo, más carca de la derecha española», y para acusarle de que su partido se parece cada vez más «a la ultraderecha europea».

Sánchez ha trasladado también su apuesta por el diálogo al portavoz de ERC, Joan Tardá, quien le ha advertido de que no le votará ninguna iniciativa si lo que pretende es «tomarles el pelo» y no hacer políticas de izquierdas, entre ellas dejar de negar la posibilidad de un referéndum en Cataluña.

El jefe del Gobierno se ha mostrado convencido de que «la crisis sólo se va a poder resolver votando», pero ha precisado que, mientras el PSOE pretende votar un acuerdo, ERC quiere votar una «ruptura».

Por parte de Podemos, su portavoz adjunta, Ione Belarra, ha avisado a Sánchez que no podrá contar con el apoyo de su grupo para «meros retoques cosméticos» y le ha emplazado a construir mayorías parlamentarias y a estar a la altura de la esperanza despertada.

Aitor Esteban, portavoz del PNV, le ha instado a quitarse «complejos» y a «moverse», porque «es hora de hacer cosas para que mejore también la convivencia en Euskadi».