El día político comenzó temprano con un comunicado del PSOE en el que anunciaba que el líder de los socialistas y candidato a la investidura, Pedro Sánchez, se reunirá con la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, el próximo día 2 de julio, para concretar la fecha de comienzo del debate.
Después de la información aportada a raíz de la reunión del martes entre el presidente en funciones y el líder de Unidas Podemos, según la cual Sánchez habría transmitido que iría a la investidura con apoyos suficientes o sin ellos, el Partido Socialista ha insistido este miércoles en la idea.
La última entrevista Sánchez-Iglesias ha alimentado la sensación de que las conversaciones se encuentran en punto muerto, incluso rotas.
A la espera de fecha, la probable investidura fallida del candidato del PSOE sería la tercera en democracia: la primera en marzo de 2016, del propio Sánchez, acabó en fiasco, y la segunda, entre agosto y septiembre del mismo año, ésta de Mariano Rajoy, también.
A las 9.30 horas, por sorpresa, Iglesias apareció en un acto organizado por su grupo parlamentario sobre servicios públicos. En la agenda de Unidas Podemos no figuraba su asistencia.
A puerta cerrada, pero visible por el circuito televisivo del Congreso, como siempre en esta clase de jornadas parlamentarias, Iglesias ha asegurado que el gobierno de coalición «está más cerca de lo que puede parecer» y que «la preocupación» creada en ciertos sectores por ello revela la cercanía del acuerdo.
Ha aportado un matiz al llegar a este punto: si el acuerdo no es posible ahora, lo será dentro de dos meses y medio, es decir, antes de una hipotética segunda investidura de Sánchez en septiembre.
El líder de Unidas Podemos, 42 escaños, esenciales para que los 123 del PSOE propicien la gobernabilidad, según los argumentos de la formación «morada», ha hecho hincapié en la necesidad de que haya «garantías», es decir, que haya un gobierno con ministerios dirigidos por compañeros de partido.
A su juicio, la alternativa para saldar con éxito la investidura viene por la derecha, en concreto desde la formación de Albert Rivera, pero ha opinado Iglesias que esta vía está abocada al fracaso.
Las horas de la mañana fueron pasando mientras se sucedían declaraciones relacionadas con la investidura, sea fallida o no, como las del responsable de Organización del PSOE, José Luis Ábalos, quien ha pedido a los partidos, sin especificar, que no pongan «trabas» a Sánchez, o las de Susana Díaz, para la que los españoles no merecen una situación de aparente estancamiento como la actual.
Pero han sido las palabras de la portavoz de Unidas Podemos en el Congreso, Irene Montero, las que han aumentado la tensión al afirmar que ayer Sánchez dijo a Iglesias que prefiere sacar la investidura con «la derecha», lo que abocaría «posiblemente a una investidura fallida sin negociar nada» a cambio.
«Nos apena que el candidato socialista busque el apoyo de la derecha; nos apena también que no solamente amenacen con una repetición electoral sino que quieran ir a una investidura fallida», ha resumido Montero.
Así que si el PSOE reveló ayer que el secretario general de Podemos ya no descarta votar en contra, la número dos del partido «morado» ha revelado este miércoles que Sánchez da prioridad al apoyo del PP o de Cs, o a su abstención si fuera necesaria.
El reproche tuvo respuesta en la portavoz socialista en el Congreso, Adriana Lastra, en cuya agenda estaba un acto sólo de cobertura gráfica. Pero ante los medios que han acudido a recabar su opinión, ha dicho que esa acusación de Montero no es verdad.
De paso, ha pedido a Iglesias que aclare si está dispuesto a «volver a votar en contra de la investidura de un presidente de izquierdas de la mano del PP, Ciudadanos y Vox». El no del líder de Podemos en la investidura de Sánchez de marzo de 2016 aún irrita en el PSOE.
Más allá de acusaciones y reproches, en las declaraciones de Iglesias, Montero y Lastra se ha plasmado también la voluntad de seguir hablando.
4 comentarios
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Postureo, ¿quien apuesta q ya está hecho?
A ver, el chico del coletero quiere ser ministro sí o sí. Si hubiese llegado 40 años antes hubiera ido al Pardo a pedirlo. Lo más práctico es que se salga de Podemos, se afilie al PSOE y que Sánchez le haga ministro y así todos tiene lo que quieren. Fácil.
Sanchez quiere destruir unidas podemos. Quiere ser un grande libre y unico partido de izquierdas
dos impresentables planificando el gobierno de España ...estamos apañados ...se ve que Sanchez es un desmemoriado y no recuerda su campaña del No es No ...ahora a tragar con la misma medicina... ahora apela a la responsabilidad....