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El anuncio de la imposición de aranceles del 25 % para los productos alimentarios comunitarios por la Administración norteamericana para el 18 de octubre inflige un castigo directo a sectores fundamentales para la economía española como el aceite, el vino y la industria alimentaria.

España exporta más de 1.728 millones de euros en alimentos y bebidas, según la patronal de la industria, que recuerda lo estratégico del que es el primer mercado fuera de la Unión Europea: 120.000 toneladas de aceite de oliva (unos 400 millones de euros, según fuentes agrarias), 325 millones de euros en ventas de vino o 88 millones en caso del sector quesero son sólo un atisbo del impacto.

Frente a la incertidumbre y la preocupación expresada a Efe por los productores, transformadores y comercializadores, el ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación en funciones, Luis Planas, ha anunciado en Zafra (Badajoz) que el Gobierno se reunirá con los afectados para «establecer una reacción común».

«No es una buena noticia -en referencia al anuncio del Gobierno de EE.UU- pero es evidentemente el reflejo de una actitud de falta de seguimiento y de respeto al comercio multilateral basado en reglas», ha afirmado Planas, tras avanzar que el Ejecutivo ya ha contactado con la Comisión Europea.

Aunque todos reclamen la ayuda europea y gubernamental, y manifiesten su esperanza de que revierta la situación, la situación suscita temores sobre el perjuicio para la competitividad, la bajada de ventas y las pérdidas de mercado.

Las organizaciones agrarias -Asaja, COAG y UPA- Cooperativas Agro-Alimentarias han señalado que esta posición de Estados Unidos les coloca como «moneda de cambio» en una guerra comercial.

Una «respuesta contundente», una solución «rápida y equilibrada», «máxima presión internacional» o evitar un escenario de «auténtico desastre» son los términos con los que ha reaccionado al anuncio.

La Asociación Española de la Industria y el Comercio Exportador del Aceite de Oliva (Asoliva) considera que la imposición de un arancel del 25 % supondrá que España salga de mercado, en beneficio de otros exportadores.

El director gerente de esta patronal, Rafael Picó, ha subrayado que es «la peor noticia» que manejaba el sector, pues de imponerse esta tasa significa que «a España le han sacado del mercado en favor de otros países productores», que no se ven afectados.

Desde la Federación de Industrias de la Alimentación y Bebidas (FIAB) insisten en el carácter «estratégico» para los alimentos y bebidas españoles de dicho mercado: supone en valor 1.728 millones de euros y es el primero en importancia, después de la UE.

Su director general, Mauricio García de Quevedo, cree que el único objetivo de esta política causar «el mayor daño económico y político posible a Europa» y que encierra a la industria de alimentación y bebidas en una guerra comercial, con «la consecuente pérdida de competitividad frente a otros operadores».

Los nuevos aranceles se plantean para el vino, embotellado, tranquilo y de menos de 14 grado, lo que supone para España el 73 % de todo lo que vende a Estados Unidos, que según datos de la patronal bodeguera es el cuarto destino para las exportaciones españolas en valor, con 240 millones de euros.

El director general de la Federación Española del Vino (FEV), José Luís Benítez, califica la decisión de «arbitraria e injusta» y lamenta que, «de nuevo, el vino sea objeto de represalia en un conflicto comercial internacional en el que no tiene nada que ver».
Dentro del sector quesero, la nueva tasa afectará a todos los tipos de queso que se venden a Estados Unidos, primer destino porn valor con 88 millones al año.

Y según el director general de la Federación Nacional de Industrias Láctea (Fenil), Luis Calabozo, el queso puro de oveja, el más vendido, ahora mismo estaba libre de arancel, por lo que la imposición dificulta su competitividad en EE.UU., ante su previsible encarecimiento y «caída del consumo».

Respecto al cárnico, sólo se ve afectado el del porcino, que vende anualmente unas 9.300 toneladas a EE.UU. con una facturación que ronda los 52 millones de euros, sin llegar ni el 1 % del total de las exportaciones españolas, según datos de Interporc.

Como coincide la Federación Empresarial de Carnes e Industrias Cárnicas (Fecic), es un destino que actualmente no tiene peso para los intereses del porcino.

La decisión norteamericana, que afecta sobre todo a Francia, Alemania, España y Reino Unido, se produce tras el fallo de la Organización Mundial del Comercio (OMC) a favor de Washington, en una prolongada disputa comercial que le permite imponer sanciones comerciales por valor de 7.500 millones de dólares (unos 6.900 millones de euros) anuales.