Vista de la Avenida Meridiana de la ciudad de Barcelona donde este jueves 2 de enero, primer día laborable del año, se ha puesto en marcha la Zona de Bajas Emisiones (ZBE). | Enric Fontcuberta

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La Zona de Bajas Emisiones (ZBE) de Barcelona y un más restrictivo Madrid Central para la capital han echado a andar en los primeros compases de 2020 con objeto de blindar a estas ciudades a la contaminación y en medio de la polémica por el cruce de acusaciones de algunos de sus impulsores.

El año arrancó con cambios en el área de restricción al tráfico de Madrid Central, que ha ampliado la prohibición a más vehículos y ha modificado su perímetro al permitir la conexión entre dos calles, y este jueves ha echado a andar la ZBE de Barcelona, que prohíbe la circulación dentro de un área de más de 95 kilómetros cuadrados a los vehículos más contaminantes.

El alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, ha asegurado que la calidad del aire «es un compromiso firme de este equipo de Gobierno», como prevé la estrategia Madrid 360, y ha reprochado a la regidora de Barcelona, Ada Colau, la puesta en marcha de la ZBE, una «engañifa» mucho menos restrictiva que Madrid Central.

Colau, que ya defendió en su día que el plan equivalía en extensión a 20 veces Madrid Central, ha augurado a través de un mensaje en su cuenta de Twitter un «mal año» para las políticas de salud y medio ambiente en la Comunidad de Madrid por el «negacionismo» de su presidenta, Isabel Díaz Ayuso.

Ayuso aseguró este miércoles en una entrevista en la Cadena Ser que «nadie ha muerto» por la contaminación en Madrid y que «no es real» la alarma de salud pública, ya que la capital «está haciendo las cosas correctamente», declaraciones que han provocado un aluvión de críticas de políticos, ecologistas y organismos científicos.

Sin embargo, el alcalde madrileño ha atribuido estos reproches al «histerismo» de la izquierda por una «frase aislada» y ha subrayado que las declaraciones de la presidenta regional están sacadas «de contexto».

Las nuevas medidas que entraron ayer en vigor en Madrid para los vehículos que carecen de distintivo ambiental -gasolina anteriores a 2000 y diésel previos a 2006- prohíben acceder al área de Madrid Central incluso con invitación y a quienes disponen de plaza de garaje.

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Tampoco entrarán los vehículos de carga de hasta 3500 kilogramos de masa autorizada más viejos y contaminantes y se salvan los turismos de los establecimientos de comercio, restauración y hostelería, aquéllos que trabajen en Madrid Central de madrugada y los que acceden a talleres de reparación.

2020 no supone sólo el estreno de más limitaciones en Madrid, como preveía el anterior consistorio, también nuevas excepciones, como la libre circulación por dos calles para permitir un giro que evite los problemas de atasco.

En Barcelona, la ZBE, que prohíbe la circulación entre la Ronda Litoral y la Ronda de Dalt a turismos, motos y ciclomotores que no dispongan de etiqueta ambiental de la DGT, ha entrado en vigor este jueves, primer día laborable del año, con objeto de evitar que unos 50 000 coches contaminantes accedan a la ciudad.

Están exentos los vehículos dedicados al transporte de personas con movilidad reducida o dependientes del transporte privado por razones médicas, aunque estos vehículos no dispongan de etiqueta, y el horario de la ZBE se restringe a días laborables entre las 07:00 y las 20:00 horas.

También podrán transitar sin distintivo los vehículos que prestan servicios funerarios, de transporte médico, bomberos y fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, entre otros, y los propietarios de vehículos contaminantes podrán solicitar hasta diez autorizaciones anuales para entrar en la zona ZBE durante el horario de afectación.

No obstante, el Ayuntamiento de Barcelona ha asegurado que la ZBE es «un primer paso» y no descarta que en un futuro se amplíen las restricciones a los vehículos con etiqueta medioambiental amarilla (letra B).

Los planes puestos en marcha por Madrid y Barcelona coinciden con episodios de contaminación en numerosos puntos de España, debido a la persistencia de un anticiclón, espesas nieblas en el interior peninsular y la ausencia de viento, que han obligado a activar protocolos temporales en ciudades como Gijón (Asturias), Valladolid o Murcia.