¿Por qué no podemos salir de casa? ¿Por qué no podemos estar con los amigos? ¿Pero estamos de vacaciones o no? Las preguntas parecen fáciles pero las respuestas no tanto, sobre todo si quienes las formulan son niños cuando el coronavirus afecta en forma de ausencia de actividad académica.
Llevamos 72 horas encerrados en casa y no sé cuántas veces me han hecho estas preguntas y otras similares mis hijos. Al principio, la situación parecía fácil, ya venían advertidos del colegio: «Estáis de vacaciones, aunque vamos a tener que trabajar un poquito en casa. Hay que estar unos días sin ir al cole para que el coronavirus no nos afecte».
Sí, el coronavirus, una palabra que ya les resulta familiar y que asocian con la gripe. «Pero si es como la gripe, ¿por qué tenemos que estar en casa?», me dicen y argumentan con una lógica aplastante: «Hace un mes hubo mucha gripe en el colegio y un día hasta faltaron cien niños a clase».
«Es verdad, pero el problema es que contra este bichito no hay vacuna y, si con la gripe se contagiaron muchos niños, pues imaginaos ahora», aciertas a contestar mientras les vas explicando que tenemos que lavarnos las manos muy, muy bien y muchas veces y que los científicos están trabajando para impedir que nos haga daño.
Hasta aquí parecía que teníamos controlada la situación, pero, conforme las autoridades van adoptando medidas excepcionales y en casa poco a poco van aumentando las limitaciones, de nuevo vuelven las preguntas: «¿Pero si nos dijisteis que podíamos salir a dar un paseo?», protestan.
El golpe llega cuando te insisten una y otra vez en que «en la urba hay niños jugando» y empiezas a maldecir a esos padres que te están haciendo aún la vida más difícil que el dichoso coronavirus. Es en ese momento cuando ya te quedas sin argumentos y recurres a la típica excusa de padres: «Si los demás se tiran por un puente, ¿tú también te tirarás?».
No, no es fácil ser padres en estos momentos. No, no es fácil hacerles entender una situación que se escapa hasta al entendimiento de los adultos. ¡Quién nos iba a decir la semana pasada, no hace un año ni un par de meses, que lo mejor para todos es quedarse en casa!
Sin embargo, sí podemos tratar de hacérselo más llevadero. Y, por eso, hemos comenzado a hacer acopio de las múltiples ideas que circulan por internet y los grupos de Whatsapp para ponerlas en práctica cuando han acabado de hacer los deberes organizados para cada día por sus profesores.
Hay sugerencias de todo tipo, desde las más intelectuales, como las que te llevan a realizar un bonito tour virtual para conocer las colecciones de los diez museos más importantes del mundo, hasta las más clásicos, como hacer bizcochos, plantar una lenteja para ver cómo evoluciona, rescatar algún juego de mesa o hacer un circuito de coches colocando lápices y pinturas sobre el suelo.
Convertir el salón en una sala de cine, una pista de baile o un prado para celebrar un picnic o una acampada nocturna, grabar un programa de radio y doblar una película quitando el sonido de la tele son otras ideas entre las que no pueden faltar manualidades como las que han propuesto un grupo de madres extremeñas.
Estas madres han ideado la iniciativa #desdemiventana para que los niños hagan manualidades con mensajes de ánimo y solidaridad y las cuelguen de las ventanas y balcones. «Cada día una manualidad; pégala en tu ventana y muchas más verás, pues todos los niños en casa desde la ventana mirarán», invitan las madres extremeñas.
2 comentarios
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Kalin, pues un poco de paciencia que no es fácil para nadie, ni el que tiene ni el que no tiene. Un poco de civismo, que andamos muy faltos.
Que bien lo van a pasar los vecinos de abajo,sobre todo con la idea de convertir el salón en una pista de baile.