El portavoz de ERC, Sergi Sabrià, en los pasillos del Parlament. | Toni Albir

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ERC mantiene su propuesta de formar un Govern en solitario tras el acuerdo «de mínimos como base para desencallar el inicio de esta legislatura» sellado con Junts y la CUP este mismo miércoles.

Según ha explicado fuentes republicanas a Europa Press, ese pacto no ha variado el posicionamiento fijado por el candidato a la Presidencia de la Generalitat, Pere Aragonès, el sábado, cuando dio por finiquitada la posibilidad de acordar con los de Carles Puigdemont un Govern de coalición.

Las mismas fuentes no restan valor al acuerdo cerrado en la reunión de este miércoles en el Parlament, ya que también mantienen la mano tendida a que Junts acabe entrando en el Ejecutivo una vez haya arrancado la legislatura.

La apuesta de los republicanos es que Junts dé los votos necesarios para investir a Aragonès y una vez superada la investidura y alejada la amenaza de repetición electoral, seguir hablando sobre la posible incorporación de la formación de Puigdemont al Ejecutivo catalán.

Otras fuentes republicanas interpretan que el pacto de este miércoles debería suponer el compromiso de Junts de aparcar el escollo del Consell per la República y dar los votos necesarios para investir a Aragonès.

Sin embargo, sospechan que Junts puede tener una interpretación diferente del pacto y dudan de que sea suficiente para obtener sus votos para la investidura, por lo que prevén que seguirán negociando en los próximos días.

Tras el desencuentro entre republicanos y posconvergentes para compartir gobierno, ERC se lanzó a la búsqueda de apoyos para lograr la investidura de Aragonès y llamó a la puerta de los comuns convencida de que seguía contando con el apoyo tanto de la CUP como de Junts, ya que su secretario general, Jordi Sànchez, se había comprometido a dar los votos suficientes para que Aragonès alcanzara la Presidencia en la segunda vuelta de un pleno de investidura.

Sin embargo, el martes, a 15 días de agotar el plazo para lograr un acuerdo que impediría la repetición de elecciones, Junts trasladó a ERC que no facilitarían la investidura de Aragonès para gobernar en solitario advirtiendo de que «la mejor manera de evitar los comicios es recuperar las negociaciones para hacer un acuerdo de legislatura» y un Govern de coalición entre ambas formaciones.

Este miércoles, con la amenaza de la repetición electoral como telón de fondo, los 'cupaires' han apremiado a las dos fuerzas independentistas mayoritarias a una reunión para desbloquear las negociaciones y evitar que la cuenta atrás se agotara, y los tres partidos han salido con un acuerdo «de mínimos».

En ese pacto de cuatro puntos han plasmado su voluntad de dar una respuesta a la crisis social y económica, y «construir un muro de defensa de los derechos fundamentales y básicos que tienen un amplio apoyo por parte de la sociedad catalana y que no caben en el marco del Estado».

El documento también recoge la idea de construir un «gran Acuerdo Nacional para la Autodeterminación que vaya más allá de los partidos políticos y que agrupe la amplia mayoría social del país favorable a la solución democrática que vive el país, con el compromiso inequívoco que desde el diálogo y el embate democrático al Estado se pueda alcanzar el ejercicio de la autodeterminación y la amnistía durante la próxima legislatura».

Dos ideas --diálogo y confrontación-- que dividen a ERC y a Junts: la estrategia de los primeros pasa por buscar la solución dialogada con el Gobierno central mientras que los segundos recelan de la Mesa de diálogo y apuestan por el denominado 'embate con el Estado'.

Espacio estratégico

El otro punto que han pactado es el de crear un espacio para debatir la estrategia independentista «más allá de la gobernabilidad», que ha sido el principal escollo que ha bloqueado la negociación entre ERC y Junts.

Desde el inicio de las negociaciones, ambos partidos han discrepado sobre cuál debe ser el espacio de dirección estratégica del independentismo y qué papel debe ocupar el Consell per la República (CxRep): Junts defiende que la estrategia se decida dentro de esta entidad presidida por Carles Puigdemont, mientras que ERC lo rechaza porque cree que esto sería imponer una «tutela» al Govern y apuesta por un espacio entre los tres principales partidos independentistas, la ANC y Òmnium.