«Este real decreto solo plantea la flexibilización en supuestos concretos, la regla general es que las mascarillas siguen siendo obligatorias», ha enfatizado la ministra de Sanidad, Carolina Darias, durante la defensa del texto en el Congreso, donde ha asegurado que va a «permitir continuar caminando en nuestra batalla contra la covid-19», pero «haciendo nuestras vidas más llevaderas».
Las mascarillas han sido y son uno de los mejores recursos para atajar los contagios, pero la amplia cobertura vacunal que se está alcanzando, con más del 51 % de la población con la pauta completa, han permitido relajar en ciertas condiciones su uso.
Cuando el Gobierno dio luz verde a la relajación de mascarillas en exteriores el pasado 24 de junio, la incidencia en España apenas era de 95 casos por cada 100.000 habitantes y menos de un mes después es de 622.
Sin embargo, las vacunas han dividido en dos la curva, la de mayores de 40 años, que se mantiene estable e incluso va en descenso, y la de menores, que sigue una evolución «completamente diferente» y es donde se están produciendo la mayor parte de los contagios, ha explicado Darias.
Así, 91,3 % de los mayores de 40 tiene ya una dosis puesta y el 82,2 % la pauta completa; el 83 % de los infectados no está vacunado frente el 5,5 % que sí lo está al completo o el 11 % que lo está parcialmente, y ésa es, ha precisado, «la gran diferencia que tenemos en este momento».
«Es una decisión prudente porque se adopta de manera limitada y progresiva» y con el aval de la evidencia científica, ha añadido la ministra insistiendo en que las mascarillas siguen siendo obligatorias salvo en exteriores cuando se pueda mantener la distancia de seguridad interpersonal de 1,5 metros.
El real decreto convalidado este miércoles exime de llevarla asimismo a los usuarios de residencias o centros de personas con discapacidad en el que están completamente vacunados el 80 por ciento, no así trabajadores y visitantes, que deben usarla todavía.
También a los trabajadores esenciales en las dependencias en las que desarrollan su trabajo -por ejemplo, un parque de bomberos- con esta misma cobertura vacunal, a personas con alguna afección o enfermedad que lo desaconseje.
La ministra ha mostrado su convencimiento de que la ciudadanía está cumpliendo, pero se han producido imágenes de aglomeraciones de personas sin mascarillas que lo que «ponen de manifiesto es el incumplimiento de la ley», por lo que ha hecho un llamamiento a respetarla.
Sin embargo, el PP, el único en votar «no» junto con UPN y Foro Asturias, ha criticado que la decisión se adoptara cuando el Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades (ECDC) pidiera a los países de la UE no relajar medidas de protección como la distancia de seguridad y el uso de mascarillas, especialmente entre los jóvenes.
Pero «esta irresponsabilidad nos ha conducido a la España de las familias en cuarentena», ha censurado la diputada Elvira Velasco, que ha defendido que el instrumento legislativo que España necesita es una ley de pandemias ante un «absoluto desgobierno» existente ahora.
Con esta ley, ha añadido, se podría evitar la disparidad jurídica que afecta a las comunidades, que ha llevado a que en Cataluña, Comunidad Valenciana y Cantabria la justicia haya respaldado toques de queda, mientras en Canarias, Extremadura y Navarra se hayan denegado pese a tener datos similares de incidencia.
El PNV, que en su caso ha optado por una abstención crítica, también ha cargado contra la inseguridad jurídica que padecen las comunidades para tomar medidas de contención, en la línea de lo defendido por el lehendakari, Iñigo Urkullu, que ha pedido la vuelta de la obligatoriedad de las mascarillas en exteriores.
La portavoz Josune Gorospe ha asegurado que no puede apoyar el decreto porque la minoración del uso de la mascarilla «no es justificable» con los datos de hoy: «Hay que tener agilidad, cintura y bien juicio político para cambiar las decisiones adoptadas y responder a lo que es más importante en este momento».
También ERC ha decidido abstenerse, pese a que Cataluña fue una de las comunidades que más insistió para relajar su uso al aire libre, como ha admitido Frances Xavier Eritja; pero la situación ha cambiado «radicalmente en un mes», con lo que es «una medida concreta en un contexto concreto» y que puede volver a cambiar.
Por la abstención también se ha inclinado Vox, cuyo portavoz, Iván Espinosa de los Monteros, ha dicho que compadece a Darias por el «papelón» que le ha tocado de querer convencer a los españoles de que se guía por criterios científicos para sus decisiones, cuando, en su opinión, lo hace más por criterios políticos.
Mientras que Rosa María Medel, de Podemos, ha mostrado su apoyo a la medida pero ha hecho un llamamiento a la prudencia porque la relajación de restricciones siempre va acompañada de un aumento de la incidencia que, «al menos de momento», en esta quinta ola no lleva aparejada un aumento de la mortalidad.
Ciudadanos ha dado su sí porque, como ha señalado el diputado Guillermo Díaz, «se está poniendo una excepción que sabemos que se puede hacer» y «tenemos una sociedad que confía en la evidencia científica».
En el Grupo Plural, Concep Cañadell ha rechazado volver a la obligatoriedad de la mascarilla en exteriores en todo momento «como recordatorio de que el virus sigue entre nosotros» porque, entre otras cosas, la ciudadanía ya lo sabe, basta ver «la cantidad de gente que la lleva pese a no ser obligatoria».
Merche Aizpurua, de EH Bildu, ha criticado que la norma sea «excesivamente arbitraria» e incluso podría desincentivar estar al aire libre, aunque aun así la apoya «conscientes que nos movemos -ha dicho- en terrenos movedizos».
2 comentarios
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Pues seria conveniente que alguna autoridad se pasease por las calles Sant Miquel, Jaune II ,Sindicat, Oms, y alguna calle mas donde no existe la distancia social que se exige y hay muchisima gente sin mascarilla, al que le moleste la mascarilla que se quede en su casa, acaso no saben leer u oir lo que esta pasando con los contagios