«Hay que comprobar si se ha reducido la inmunidad frente a la covid en los mayores», que completaron la pauta de vacunación entre mediados y finales de febrero, y mientras se hace ese estudio inmunológico programar la tercera dosis de la vacuna tanto para residentes como para sus cuidadores, explica a Efe, Gustavo García, de la Asociación de Directoras y Gerentes de Servicios Sociales.
Alerta de la urgencia de aplicar con rigor las medidas de detección precoz para evitar un nuevo confinamiento en los centros residenciales. «Encerrar de nuevo a los mayores podría ser más letal que el propio virus», asevera el trabajador social.
Desde las patronales de las residencias se pide que la vacunación sea obligatoria para las personas que atienden a los dependientes y mayores: algo menos del 10 por ciento de las personas que trabajan en los centros se ha resistido a vacunarse. Pero también, proponen que las visitas sean personas con la pauta completa.
«Se habla de que sea obligatorio el certificado de vacunación para acceder a ciertos locales o establecimientos, pues es imprescindible que se exigiera para las visitas de los familiares en los centros y así evitaríamos muchos riesgos que se están corriendo innecesariamente», indica a Efe, el presidente de la Federación Empresarial de la Dependencia, Ignacio Fernández-Cid.
Se doblan las muertes en residencias en una semana
Los efectos de la quinta ola de la pandemia en las residencias se han agravado en la última semana: se ha doblado el número de fallecidos hasta alcanzar 71 (eran 37 la semana anterior y 8 a mediados de julio). Es la cifra más alta desde la semana del 21 al 28 de febrero.
No obstante, el efecto de la vacunación masiva en las residencias se percibe en la letalidad de los casos, que pasó del 20 % en el inicio de la pandemia al 6,37 % desde que se completó el proceso de inmunización en las residencias.
Los profesionales del sector alertan del avance de los contagios en las residencias. Si entre el 8 al 14 de febrero no se superaba 10 personas contagiadas por cada 10.000 residentes (19,57) -cuando aún no se había terminado de completar la vacunación en las residencias- a mediados de julio ya ascendió a 17,10 y en la última semana contabilizada -del 26 de julio al 1 de agosto- ya alcanza 38,78.
«Los datos, sin ser alarmantes, muestran una progresión que nos deja la duda de si tiene que ver con una pérdida de inmunidad o que la vacuna no es tan eficaz con las nuevas variantes; para esta población tan extremadamente vulnerable y para sus trabajadores hay que facilitar la tercera dosis, si no las consecuencias pueden ser de nuevo demoledoras», advierte el portavoz de los gerentes de servicios sociales.
Lo fácil, restringir las visitas
Ante el avance de los casos de contagio -que en 2021 han costado la vida de 4.000 residentes- algunas comunidades, como Cataluña, han optado por reducir el número de familiares permitidos para hacer una visita.
La quinta ola avanza en forma de brotes en residencias de mayores, como en el centro de la localidad valenciana de Navarrés que afecta a 45 de sus 57 residentes y a 12 empleados, la mayoría asintomáticos o con síntomas leves.
El nuevo protocolo de la Comunidad de Madrid recomienda que a las visitas no vayan personas que no estén vacunadas, como es el caso de la mayoría de los menores, y si lo hacen que sea al aire libre extremando las medidas de precaución. Además, aconseja a los centros contratar únicamente a trabajadores vacunados.
En esta línea se sitúan las patronales de las residencias. «Consideramos que todas las personas que vayan a ver a residentes deberían tener esta pauta completa de vacunación, además de extremar todas las medidas que ya sabemos; aunque llevamos un año y medio, cuantas más medidas apliquemos ayudaremos a salvaguardar la salud de los mayores para no retroceder en todo lo avanzando», señala a Efe Jesús Cubero, secretario general de la Asociación de Empresas de Servicios para la Dependencia (AESTE).
Respecto a la tercera dosis, apunta que «si se aprueba, debería empezarse de nuevo por las residencias de mayores, tanto los profesionales como los residentes deben tener esa prioridad», asevera el responsable de la patronal.
«Vacuna, mascarilla, higiene personal y distanciamiento» son las claves para frenar la pandemia en los centros, propone Juan Ignacio Vela, del Grupo Social Lares, que agrupa residencias sin ánimo de lucro gestionadas por entidades sociales, quien insiste en la vacunación obligatoria para los trabajadores.
Cuando se detecten casos positivos entre residentes o trabajadores en un centro residencial, las medidas de confinamiento deben limitarse a los contagios de riesgo (personas o espacios determinados), y no a todo el centro, plantea García, quien opina que «lo fácil es limitar las visitas, pero no lo mejor para los mayores».
«Hay que poner el máximo de barreras al virus, pero nunca un nuevo confinamiento, sería el mayor fracaso de todos; detección precoz, todas las residencias tenemos protocolos, facilitar PCR y test de antígenos y hacerlos al menos semanalmente», señala el trabajador social, quien reclama además mejorar la asistencia médica desde atención primaria y de manera presencial para las personas que viven en los centros.
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