Médicos del Hospital Vall d'Hebron de Barcelona con el niño que recibió el trasplante. | Marta Pérez

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Médicos del Hospital Vall d'Hebron de Barcelona han extraído y trasplantado, por primera vez en España, los dos pulmones de un bebé donados en paro cardíaco controlado, un procedimiento muy poco habitual en Europa del que se ha beneficiado un menor de dos años que estaba en lista de espera de dos pulmones.

Este procedimiento consiste en que el donante es trasladado al quirófano y se espera que se produzca la asistolia, es decir, que el corazón deje de latir, una técnica que, según han explicado los médicos, ha permitido salvar la vida de otro bebé con una patología terminal y que abre la puerta a nuevas opciones en el trasplante de pulmón pediátrico.

La asistolia controlada se practica en pacientes sin esperanza de vida que están a la espera de que se les retire el apoyo vital y, en esta situación, los órganos están mejor preservados que en el caso de muerte encefálica u otro tipo de asistolia no controlada.

La doctora del Servicio de Cirugía Torácica y Trasplante Pulmonar de Vall d'Hebron, Laura Romero, ha explicado que es la primera vez en España que se lleva a cabo este procedimiento en niños y que la técnica es la misma que en pacientes adultos.

Trasplante pediátrico en el Hospital Vall d'Hebron

«En niños es muy poco habitual porque la estructura y los tejidos de un bebé no son los mismos que los de un adulto, y tampoco la resistencia a la isquemia, fase que pasa entre el momento en que se interrumpe la circulación del órgano hasta que se restituye nuevamente en el cuerpo del receptor, cosa que complica el procedimiento», ha explicado Romero.

«En asistolia controlada, el donante se traslada a quirófano, se le retira el apoyo vital y se espera que se produzca la asistolia, es decir, que el corazón deje de latir», ha detallado Romero, que ha agradecido la generosidad de la familia donante.

Según Romero, «la opción en asistolia controlada se había explorado poco, hay poco donante infantil, y esta intervención abre un nuevo campo».

En cuanto a la extracción, «en donantes tan pequeños, no sabemos cuánto tiempo pueden estar los tejidos sin recibir oxígeno, de forma que tenemos que hacer la cirugía de la extracción de los pulmones lo más rápido posible», ha especificado la doctora Irene Bello, también del mismo equipo de cirugía torácica.

Los médicos han destacado que en la intervención quirúrgica participó un equipo multidisciplinar formado por profesionales de cirugía torácica, cirugía cardíaca pediátrica, anestesiología, el equipo de la UCI pediátrica, que posibilitó el apoyo con oxigenación extracorpórea en el quirófano, enfermería de anestesiología, coordinadora de enfermería de trasplante, enfermería perfusionista, enfermería quirúrgica, auxiliares y celadores.
«El injerto era perfecto, se había hecho la extracción en quirófano, y los pulmones llegaban en un estado óptimo», ha destacado Romero, la cirujana que realizó el trasplante junto a Leire Sánchez.

«Más compleja fue la segunda intervención del proceso, es decir, el trasplante, porque el bebé receptor tiene una cardiopatía congénita y para poder hacer el trasplante de ambos pulmones fue necesario remodelar el corazón con la colaboración del equipo de cirugía cardíaca pediátrica», ha detallado Romero.

El bebé trasplantado sufría una hipoplasia y estenosis de venas pulmonares, que es una cardiopatía congénita que cursa con hipertensión pulmonar y acaba requiriendo un trasplante.

Lis Vidal, enfermera gestora de casos de trasplantes, ha confesado que «antes del trasplante trabajamos con la familia y con los cuidadores sobre cómo será todo el proceso: el acceso a la lista de espera, la intervención, la estancia en la UCI y la hospitalización».

«Establecemos una relación muy próxima, basada en el respeto y la confianza para que el niño y la familia logren los conocimientos y las habilidades después del trasplante para seguir el tratamiento, la dieta y la actividad física para tener total autonomía una vez reciban la alta», ha añadido la enfermera.

Nacho Iglesias, especialista en trasplante pulmonar pediátrico de la Unidad de Neumología Pediátrica y Fibrosis Quística, ha añadido que después del trasplante hacen un seguimiento del paciente para prevenir y tratar posibles complicaciones respiratorias «como las infecciones o de rechazo del injerto, y ajustamos el tratamiento inmunosupresor».

«Además -ha agregado-, trabajamos de forma coordinada con otras especialidades fundamentales para la buena evolución del paciente, como son apoyo nutricional pediátrico, cardiología pediátrica, nefrología pediátrica, fisioterapia, logopedia y foniatría».
El jefe del Servicio de Cirugía Torácica y Trasplante Pulmonar del Vall d'Hebron, Alberto Jáuregui, ha subrayado que «en la población infantil es mucho más infrecuente que en población adulta necesitar trasplantes de pulmón, pero, hay niños y niñas que están en lista de espera y los donantes son muy escasos».

«Por eso es importante poder ampliar las opciones de donantes a través, por ejemplo, de este procedimiento de asistolia controlada», ha concluido Jáuregui.

Gerard Genovés, padre del niño trasplantado, ha explicado hoy a los periodistas, mientras sostenía a su hijo en brazos, que el pequeño «está muy bien y no para de correr por el piso, de cogerlo todo, hace vida normal».

«Dos meses después de nacer le detectaron que tenía todas las venas de los pulmones estrechas y los médicos nos dijeron que a medio plazo tendría problemas para respirar y que la única solución era un trasplante», ha recordado.

El padre ha explicado que le hicieron una intervención a los dos meses para agrandarle las venas de los pulmones y al año y medio lo pusieron en lista de espera.

Tras el trasplante, el niño estuvo tres meses entre la UCI y planta, pero salió caminando del hospital, y aún hoy lleva una sonda gastronasal para alimentarle que le retirarán en breve, según su padre.