El rotativo recoge las declaraciones de una representante de la compañía, que apunta a que las pruebas preclínicas con modelos animales y la primera fase del ensayo en humanos han arrojado «resultados muy prometedores». Del mismo modo, RNE se ha hecho eco de las declaraciones de Carles Fábrega, director de la División de Salud Humana de Hipra, quien se ha significado optimista sobre la eficacia de su producto contra la variante ómicron, quien podría estar detrás de un aumento de los casos a nivel global. De seguir así en los siguientes exámenes, la vacuna podría llegar al mercado en el segundo trimestre de 2022.
«Los efectos adversos han sido mínimos. Las pruebas que hemos hecho con todas las variantes que han ido apareciendo han sido positivas. Somos optimistas y creemos que en este caso también lo será» ha indicado el especialista, aventurando que la tecnología en la que está basada la vacuna contra el coronavirus de Hipra, de proteína recombinante, puede contribuir positivamente en la inmunización de los países en vías de desarrollo, gracias a que puede conservarse entre los 2 y los 8 grados centígrados, algo que repercute favorablemente en la logística necesaria para llevar a cabo las campañas de vacunación.
El pasado verano se iniciaron las primeras probaturas con personas. Los datos hasta el momento avalan que este proyecto de vacuna española es capaz de ofrecer muy buena respuesta frente a las diferentes variantes que más preocupan a la comunidad científica [alpha, beta, gamma y delta, las que tienen más riesgo de transmisión, virulencia o escape vacunal, según las autoridades sanitarias]. La previsión de sus impulsores es que sea una vacuna con amplio espectro de protección contra la enfermedad. De momento las reacciones referidas son las esperables de cualquier vacuna: «dolores en el punto de inoculación muy moderados», según fuentes de la compañía.
Curiosamente, según El País, esta compañía se dedicaba al sector de la inmunología animal hasta que en el peor momento de la pandemia decidieron dar el salto a la salud humana. Desde hace meses, discretamente, los laboratorios de i+D de la compañía en Amer (Girona) 'cocinan' una de las vacunas españolas contra la COVID. La tecnología utilizada en el suero de Hipra es distinta de la empleada en las vacunas de Pfizer y Moderna, y no hay rastro de microchips ni nada parecido en sus instalaciones, destaca el diario del Grupo Prisa.
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