Ayuso y Casado ya celebraron la victoria electoral de Madrid con cierto recelo. | Reuters

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El PP se inmola. Así se podrían resumir las consecuencias que tendrá el supuesto caso de espionaje al hermano de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, por parte de su propio partido. De momento, la dirección nacional del Partido Popular le ha abierto un expediente informativo a la presidenta madrileña, pero las secuelas irán mucho más allá. Esto lastra la hoja de ruta de Pablo Casado para llegar a la Moncloa, ya que las encuestas llevan meses poniendo de manifiesto una pérdida de apoyos de los populares. De hecho, las elecciones en Castilla y León se convocaron porque el PP sólo esperaba sacar más votos que toda la izquierda junta (como sucedió en Madrid), pero no fue así y se tuvieron que conformar con una victoria por la mínima que los deja en manos de Vox para gobernar.

También se desvanece la idea del nuevo PP, alejado de prácticas -cuanto menos poco éticas- como el espionaje a sus propios compañeros de partido. A muchos les ha venido a la memoria el vídeo en el que se podría ver como Cristina Cifuentes robaba unas cremas, que se hizo público cuando era presidenta de la Asamblea y tuvo que dimitir. El PP está hoy más centrado en su propia guerra interna que en hacer oposición al Gobierno de coalición, que se relame ante el espectáculo que está dando el principal partido de la oposición. Además, en las comunidades autónomas están bastante cansados de la guerra fratricida que llevan meses librando entre Génova y la Puerta del Sol, ya que les ensombrece su trabajo de regeneración.

Aunque Ayuso es un descubrimiento del propio Casado, esa relación de amistad ha sido abrasada por una auténtica guerra cainita. El secretario general del PP, Teodoro García Egea, se ha encargado de recordarle este jueves que cuando nadie creía en ella, el líder de los populares la designó candidata a la Comunidad de Madrid en las elecciones de mayo de 2019. Sin embargo, lejos quedan aquellos tiempos en los que dos jóvenes políticos presumían de su amistad y se presentaban como la imagen del 'nuevo PP'.

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Una de las claves para entender todo lo que está pasando en el Partido Popular, que tampoco es nuevo, pasa por la figura de Miguel Ángel Rodríguez, jefe de Gabinete de Ayuso. Desde que la presidenta madrileña fichó al conocido estratega su figura política ha crecido como la espuma, llegando a arrasar en las elecciones anticipadas que se celebraron el año pasado en la Comunidad de Madrid. Cabe precisar que los comicios se convocaron sin consultarlo con la dirección nacional del partido.

Rodríguez ya convirtió en líder y presidente del Gobierno a un José Manuel Aznar, cuando era un simple político de provincias. En los mentideros políticos madrileños se asegura que ahora querría hacer lo mismo con Ayuso. De hecho, la presidenta de la Comunidad de Madrid hace más oposición al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que a los partidos de la Asamblea; hasta el punto que el propio Sánchez le ha entrado varias veces al juego, como en la campaña electoral de Madrid.

Casado, un líder cuestionado en el PP, comenzó a mirar con recelo a Ayuso tras su aplastante victoria electoral, ya que el conocido como 'fenómeno Ayuso' es cada vez más evidente. Inicialmente se decía que se circunscribía a la Comunidad de Madrid, pero incluso en comunidades más centradas como Andalucía la presencia de Ayuso se ha convertido en un auténtico fenómeno de masas, que ha eclipsado al resto de políticos. El líder del partido es consciente de ello y no es habitual verlos juntos.

La presidenta madrileña y su equipo son conscientes de ello y tras la victoria del 4-M, reclamaron a Génova la convocatoria de un congreso regional para que Ayuso pudiese hacerse con la presidencia del partido, como ocurre en el resto de regiones. De este modo, se asegura hacer sus propias listas electorales. Sin embargo, históricamente no ha sido así en Madrid y la propia Esperanza Aguirre ya tuvo problemas sobre este asunto. Fuentes próximas a Génova aseguran que el problema es más de fechas, que de quien tiene que liderar el partido en Madrid; aunque el propio Casado lanzó al alcalde de la capital, José Luis Martínez Almeida, a esta guerra.