La CRUE, que reúne a la mayoría de las universidades, admite que habrá muchas dificultades para asumir la subida del precio de la energía y que las medidas de ahorro implementadas «solo servirán para minorar un impacto que puede alcanzar un incremento del 60 % del coste inicialmente previsto», según fuentes de esta asociación.
Un cálculo que algunas de las universidades consultadas por EFE llegan a situar muy por encima y que les hace temer por su estabilidad económica y proyectos.
El Consejo de Estudiantes Universitario del Estado (Ceune) afirma que hay facultades donde, debido a que los sistemas de climatización están desconectados por ahorro, «muchos profesores han optado por suspender las clases ya que las condiciones no son adecuadas para la docencia». Se han producido casos, explican, donde el frío ha imposibilitado el correcto desarrollo de las clases y, por ejemplo, en los grados de Bellas Artes los estudiantes han visto dificultado su aprendizaje al no poder realizar las prácticas de pintura ya que los modelos se negaban a desnudarse para ser retratados o el frío no les permitía «mantener el pulso adecuado a la hora» de dibujar.
«Situaciones similares se han dado en un amplio abanico de titulaciones, de diferentes grados de experimentalidad», asegura Ceune.
En Cataluña, las ocho universidades públicas adquieren la energía de electricidad y gas a través del Consorcio de Servicios Universitarios de Cataluña, lo que les permite acceder a un precio tres veces inferior al de mercado. Temiendo que el precio de la energía se triplique o cuadruplique, las universidades catalanas han trasladado su preocupación a la Generalitat, a la que han pedido un plan de choque con fondos adicionales en el marco de la negociación del presupuesto de 2023.
La Universidad de Barcelona, que con unos 62.000 estudiantes es la que tiene más alumnos de la comunidad catalana, prevé un sobrecoste de 19 millones de euros por el aumento del precio de la energía pero confía en poder reducir este impacto con distintas medidas.
La Universidad Politécnica de Cataluña (UPC) ha calculado que en 2023 el precio de la electricidad, en el peor de los casos, podría multiplicarse por 5,74 y el del gas por 7,45 sobre el precio de 2022.
La Universidad de Lleida ha afirmado que pasará a pagar del orden de 1,6 millones (cifra media de los últimos ejercicios) a unos 6,6 millones, una cifra «del todo inasumible» si no hay fondos extras. La Autónoma de Barcelona (UAB) ha estimado que cuadruplicará el gasto; la de Pompeu Fabra prevé que el aumento del coste supondrá un porcentaje de alrededor del 5 % de su presupuesto y la Oberta de Cataluña cree que el coste actual podría multiplicarse por cuatro y ello implicará revisar actuaciones y proyectos previstos.
La Politécnica de Cataluña aprobó hace dos semanas un programa de emergencia climática que incluye la sustitución progresiva de calderas de gas por calderas y sistemas más eficientes, mejoras de aislamiento de cubiertas y colocación de vinilos reflectantes en ventanas o sustitución de ventanas en mal estado.
Además mantendrá los sistemas de calefacción y climatización a un máximo de 19ºC y en edificios sin sistemas de control activará la calefacción de 6 a 10 horas y de 16 a 18 horas en invierno, con un seguimiento particular de los días de víspera de fiestas o fines de semana para ajustar estos horarios en función de la ocupación de los espacios.
La Oberta, por su parte, ya inició planes de mejora energética, adaptación de horarios, inversiones en renovación de equipamientos o instalación de placas fotovoltaicas junto a otras medidas que están en fase inicial pero que «no podrán absorber todo el incremento de coste».
En la Comunidad de Madrid, la Universidad de Alcalá de Henares ha continuado con su plan para sustituir las luminarias, ha abierto una licitación para instalar placas solares, desarrollado proyectos de actualización de calderas de calefacción y mejorado las cubiertas y aislamientos. Esta institución estima que su factura energética ascenderá este año a 2,9 millones de euros y para 2023 sumará 7,4 millones, una diferencia de 4,5 millones en su contra.
En abril, la Autónoma puso en marcha la iniciativa «Desconecta la luz» para concienciar y avanzar en la máxima autosuficiencia, entre cuyas acciones destacan no usar calefactores individuales, reducir el tiempo de ventilación en invierno y no coger el ascensor en la medida de lo posible.
Ha incidido además en el ajuste horario del alumbrado exterior; la reducción del horario de calefacción y concentrar en menos edificios los servicios que se prestan en fines de semana o días no lectivos, entre otras.
Aunque la Comunidad de Madrid ha destinado 25 millones de euros a repartir proporcionalmente entre las seis universidades madrileñas, el importe que le corresponde a la UAM -asegura- no cubrirá el incremento del coste para 2022.
La previsión es que el gasto total del suministro eléctrico para la Autónoma en 2022 ascienda a 12,6 millones, lo que supondría un alza de 8,3 millones sobre el gasto en electricidad de 2021, que fue de 4,3 millones -un 196,67% más de gasto sobre el año anterior-.
La Universidad Rey Juan Carlos adaptará el horario de la climatización de edificios al uso real (aularios, bibliotecas...); encenderá la luz solo en las zonas que estén en uso o que no tengan suficiente luz natural, y reducirá la iluminación en zonas generales como vestíbulos y pasillos por la tarde-noche.
En estos momentos, la Rey Juan Carlos tiene en tramitación proyectos para instalar placas fotovoltaicas en varios campus y está en ejecución un nuevo sistema de climatización, que es más eficiente. Calcula que pasará de un presupuesto de 3 a 8 millones.
La Politécnica de Madrid, aparte de aplicar el real decreto ley de eficiencia energética, limitando las temperaturas máximas a 19 º, está renegociando las tarifas, instalando paneles solares y mejorando el aislamiento. Su factura se incrementará en unos 10 millones (de los 7,4 presupuestados, a los 17.246.500 que se estima sea la factura final este año).
En la Complutense el gasto en energía en 2022 será similar al de 2021. A estas alturas en 2021 «gastamos igual en gas y electricidad. Unos 5 millones en total de enero a septiembre. A finales de año seguramente se incremente el gas, pero es asumible», explican a EFE.
La Universidad de Huelva (UHU) ha puesto en marcha un plan de ahorro para reducir al menos un 20 % de consumo energético respecto a 2021. Su rectora, María Antonia Peña, calcula que si se mantiene el mismo consumo, su factura pasará de un millón de euros a dos millones en 2023. «De alcanzarse esta previsión, la estabilidad económica de nuestra Universidad se vería gravemente comprometida»; de ahí la necesidad de adoptar medidas para reducir el consumo, ha recalcado Peña quien, al mismo tiempo, ha reclamado a la Junta una financiación adecuada que permita absorber estos incrementos. Entre sus medidas de ahorro figura el apagado del alumbrado ornamental a las 21.00 horas y limitar la temporada de calefacción del 15 de noviembre al 15 de marzo.
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Eso son RECORTES EN EDUCACIÓN, o eso es lo que nos diría si el GOBIERNO FUESE DEL PP.