Manos Limpias se personó en la causa que sentó a la hija del rey emérito en el banquillo de los acusados. | Efe

TW
11

Manos Limpias arrancó su trayectoria en el año 1995, y se autodefine como Colectivo de Funcionarios Públicos contra la corrupción; su cometido formalmente es la representación de empleados de la función pública. Sin embargo, sus pasos en los tribunales les han hecho merecedores del foco mediático en distintos momentos de la historia reciente. A nivel local, con la sonada acusación popular contra Cristina de Borbón en el caso Nóos, y también a escala nacional. La última ofensiva legal contra Begoña Gómez, la esposa del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, trae nuevamente a Manos Limpias a la palestra.

Y es que su fama no le procede de las acciones sindicales que uno pensaría que una organización de este tipo emprende. A lo largo de los años sus numerosas denuncias presentadas sobre temas variados han salpicado la política local, regional y nacional por toda la geografía española. Para algunos juristas, Manos Limpias practica una suerte de populismo judicial en la esfera pública. Curiosamente, su sede fundacional se encuentra en la calle Ferraz de Madrid, la misma que acoge el cuartel general del PSOE.

Tras un tiempo apartado de la actualidad, Manos Limpias vuelve a la carga después de que su representante, Miguel Bernad, haya sido absuelto del 'caso Ausbanc'. Bernad es un viejo conocido de los sectores más reaccionarios. En el pasado lideró el Frente Nacional que siguió al proyecto de Blas Piñar, y ya en esa época arrancó su estrategia de interponer acciones judiciales a diestro y siniestro. Los sindicatos convencionales ya entonces denunciaban sus prácticas, y hay quien recoge que Bernad denunció una vez sin base legal al alcalde de Madrid, Enrique Tierno Galván, por supuesta malversación de fondos.

Noticias relacionadas

Una vez ya con la fórmula de Manos Limpias, Bernad emprendió una batalla judicial contra la aprobación del matrimonio homosexual por parte del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. No se detuvo ahí, y atacó a Baltasar Garzón por indagar en los crímenes de la dictadura franquista y quiso ahondar en el sumario del 11-M. Al futbolista Samuel Eto'o lo denunció por acordarse de forma poco elegante del eterno rival de los barcelonistas en la celebración de un título. Ni los Lunnis se salvaron de su 'implacable' sed de justicia, cuando la serie infantil retrató el enlace entre dos personas de un mismo sexo.

Una de sus acciones más mediáticas fue su obsesión por sentar en el banquillo de los acusados a una de las hijas del rey emérito. Con el 'caso Nóos' Manos Limpias estuvo un considerable tiempo en boca de todos, a pesar de que como en otros casos anteriores, los resultados aportados por las sentencias posteriores puedan ser considerados pírricos o en todo caso menores. Pocas siglas políticas se salvan de haberse enfrentado a sus citaciones y requerimientos en los tribunales, en ocasiones como la actual mediante simples recortes de prensa.

Hace unas semanas el Tribunal Supremo absolvía a Miguel Bernad y a sus colaboradores más cercanos de delitos de extorsión y estafa por los que habían sido condenados por la Audiencia Nacional. El último obstáculo salvado por el alma máter de Manos Limpias debió servir como acicate, y solo unos días después presentaba su denuncia contra Begoña Gómez.

El propio Manos Limpias reconoce que el dosier entregado en los juzgados se basa en informaciones y trabajos pseudoperiodísticos, entre ellos un bulo que confundía a la esposa del presidente del Gobierno con una hostelera homónima agraciada con una subvención. En más de una ocasión el Tribunal Supremo ha esgrimido que Bernad y su maquinaria legal no pueden criminalizar la actividad del poder legislativo, a pesar de que esta no se alinee con sus pretensiones. Los magistrados le han contestado que una noticia publicada en un medio de comunicación no representa una prueba en sí misma que sustente la apertura de una causa penal. Pero Manos Limpias sigue adelante, enarbolando recortes de prensa. Esta vez un juzgado de Madrid los ha aceptado.