La presidenta de la Comunidad de Madrid. | Efe - Rodrigo Jiménez

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El alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, ha reconocido este viernes que se ha producido una filtración de los datos de Alberto González, pareja de la presidenta de la Comunidad, Isabel Díaz Ayuso, y ha anunciado que investigará los accesos «indebidos» a la base de datos del Ayuntamiento. Así ha respondido después de que la pareja de la presidenta haya interpuesto una denuncia por la filtración de sus datos en el Ayuntamiento, según fuentes del entorno de González Amador.

El alcalde ha subrayado su respeto al derecho que asiste a cualquier persona a presentar la reclamación que considere conveniente y ha asegurado que es «obvio» que se ha producido una filtración de datos que no deberían de ser públicos. «Nosotros somos los primeros interesados en esclarecer quién ha accedido indebidamente a las bases de datos del Ayuntamiento de Madrid y ha hecho un uso espurio y posiblemente ilegal de datos», ha confirmado.

Además, el primer edil ha mostrado su predisposición «total y absoluta» a colaborar en las investigaciones que se puedan abrir por parte de la Agencia Española de Protección de Datos y esperan que la persona que haya cometido esta infracción reciba «el castigo legal y jurídico que corresponda».

Asimismo, la Mesa de la Asamblea de Madrid ha dado luz verde a la comisión de investigación registrada por el PP para analizar si hubo «nepotismo» con la mujer del presidente del Gobierno, Begoña Gómez, en la Universidad Complutense de Madrid (UCM) y ha tumbado la comisión de investigación de las residencias durante el Covid-19 presentada por el PSOE como respuesta.

Así lo han explicado a Europa Press fuentes parlamentarias, que han aclarado que en el caso de la de Gómez han dado su sí PP y Vox y han votado en contra Más Madrid y PSOE, mientras que en la segunda han sido los 'populares' los que la han rechazado con la mayoría absoluta que tienen en el órgano rector de la Cámara. La semana pasada el PP anunciaba que registraría esta comisión para poder «devolver el buen nombre» a la UCM a raíz de los «escándalos» publicados en prensa alrededor de sus cátedras, concretamente la de la mujer del presidente.