Caricatura de Carles Puigdemont. | PINTO

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Carles Puigdemont (Amer, 1962) tiene en vilo a toda España, especialmente a Cataluña. Este miércoles, 7 de agosto, ha anunciado que ha iniciado su regreso para asistir al pleno de investidura del socialista Salvador Illa, que está previsto que se celebre este jueves, si el líder independentista lo permite. Lo único seguro en estos momentos es que el candidato de Junts en las pasadas elecciones catalanas será detenido, ya que hay una orden de extradición sobre él. En concreto, se le acusa de un delito de malversación agravada, por el que no se puede acoger a la Ley de Amnistía y está penado con hasta 12 años de cárcel.

Sin embargo, se desconoce cómo se llevará a cabo el arresto: si será al cruzar la frontera para entrar a España, si logra entrar en el Parlament catalán, si se suspende o aplaza el pleno de investidura... Todos los escenarios están abiertos y cualquier cosa puede pasar. Este es el camino que lleva la vida de Puigdemont desde hace 40 años, cuando un accidente de tráfico dio un vuelco radical a su vida. En concreto, tuvo un accidente de coche, que lo marcó de por vida. Por una parte, le dejó cicatrices en su cara. Por otra, lo llevó a dejar de estudiar Filología Catalana para trabajar a jornada completa como periodista; era corrector a media jornada en 'El Punt'. Sin embargo, necesitaba comprarse un coche nuevo y necesitaba dinero.

Esto supuso un antes en su vida, ya que estrechó lazos con el independentismo y fundó la Agència Catalana de Notícies. En 2006 dio el salto a la política, ya que formó parte de las listas de CIU al Parlament. Poco después pasó a la política municipal y, tras cuatro años en la oposición, se convirtió en alcalde de Girona; exactamente en el ejercicio 2011.

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Una independencia que duró 44 segundos

Cuatro años después, en 2016, Artur Mas, decidió dar un paso al lado, contra todo pronóstico, y no optar a la reelección. Le propuso a Puigdemont que tomase el relevo, le dio 15 minutos para pensarlo, y aceptó. En aquel momento, nadie se podía imaginar hasta dónde podía llegar el hasta entonces primer edil de Girona. A grosso modo, celebró un referéndum ilegal en 2017, declaró la independencia de Cataluña en el Parlament, aunque sólo estuvo en vigor sólo 44 segundos porque el propio president la suspendió. Posteriormente, huyó de España para evitar las consecuencias jurídicas.

Desde ese momento, se han publicado todo tipo de versiones, siendo una de las más conocidas que huyó en el maletero de un coche. En 2018 fue detenido en Alemania, pero la causa se cerró y Bélgica no ejecutaba la euroorden de detección. En las elecciones europeas de 2019 vio una salida, se presentó y logró ser eurodiputado, lo que le dio inmunidad para moverse por Europa, con la excepción de España. Sin embargo, fue perdiendo protagonismo. Pero como su vida está plagada de sorpresas, las elecciones generales de de julio de 2023 le dieron la llave de la Moncloa. Los siete diputados de Junts permitieron que el socialista Pedro Sánchez pudiese seguir como presidente del Gobierno de España.

A cambio, logró la Ley de Amnistía, pero el líder independentista no puede beneficiarse de ella porque el juez Llarena considera que el delinto de malversación agravada no es amnistiable. Puidemont vio la oportunidad de volver a Cataluña como president, pero los últimos comicios no le fueron tan favorables como esperaba. No obstante, se comprometió a estar en la investidura. Faltan pocas horas para que se despeje la incógnita de si podrá hacerlo. Todos los escenarios están abiertos y cualquier cosa puede pasar.