Imagen de archivo de una enfermera. | Irene Arango

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Las enfermeras ya pueden prescribir fármacos para tratar las infecciones de orina no complicadas en mujeres mayores de 14 años, un problema por el que pasan más de la mitad de las adultas alguna vez en su vida y que supone una de las razones más comunes de consulta en Atención Primaria. El Boletín Oficial del Estado (BOE) ha publicado este lunes la Resolución de la Dirección General de Salud Pública y Equidad en Salud del Ministerio de Sanidad de una nueva guía para la indicación, uso y autorización de dispensación de medicamentos sujetos a prescripción médica por parte de las enfermeras.

Cada año, cerca del 5 % de las mujeres acuden al médico por este motivo; a lo largo de su vida, afecta al 50 % al menos una vez y su frecuencia aumenta especialmente con el envejecimiento, comorbilidades o la institucionalización. El microorganismo más común que las provoca es 'Escherichia coli', responsable del 70-80 % de los casos.

Desde ahora, las enfermeras podrán prescribir fosfomicina trometamol y Nitrofurantoína en mujeres mayores de 14 años con infecciones del tracto urinario (ITU) no complicadas, que abarcan principalmente dos tipos: cistitis, que es la infección de la vejiga, y pielonefritis, que es la que afecta a los riñones. Quedan excluidos así los casos complejos que requieren valoración médica, como infecciones recurrentes, uso de sonda vesical o inmunosupresión; también las ITU complicadas, que son las que aquejan a personas con mayor riesgo, como embarazadas, ancianos, diabéticos o personas con anomalías anatómicas, que requieren una evaluación médica más profunda.

Los síntomas típicos de la cistitis incluyen disuria (dolor o ardor al orinar), polaquiuria (necesidad de orinar con mayor frecuencia de lo normal, pero generalmente en pequeñas cantidades), urgencia urinaria, dolor suprapúbico y hematuria (sangre en la orina), sin prurito o flujo vaginal anormal. El tratamiento de la ITU no complicada se basa en el inicio temprano de medicación con antibiótico, sin necesidad de urocultivo rutinario, y su objetivo es el de aliviar los síntomas y erradicar la infección de manera rápida y eficaz, maximizando la accesibilidad al sistema sanitario.

Además, la guía establece protocolos específicos para el manejo de medicamentos, definiendo cuándo las enfermeras pueden iniciar, modificar, interrumpir o finalizar un tratamiento en función de los síntomas y evolución del paciente. Las comunidades autónomas y otras entidades adaptarán este documento, que se revisará cada cinco años, a sus contextos específicos, desarrollando protocolos que concreten la población objetivo, medicamentos autorizados y criterios de actuación. Se trata de la novena guía que permite a estas profesionales recetar medicamentos, que ya pueden prescribir para la deshabituación tabáquica, anestésicos locales, fiebre, anticoagulación oral, tratamiento de heridas, hipertensión, diabetes tipo 1 y tipo 2, quemaduras y ostomías.