Imagen exterior del Forn d'es Racó.

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El Forn d'es Recó, el popular horno palmesano del barrio del Puig de Sant Pere, cierra hoy sus puertas tras más de 92 años de existencia.

Gestionado por las hermanas María Antonia y Cristina Reina, el horno se ha visto afectado por la caída de la demanda provocada por la crisis del coronavirus y la nueva política comercial de incremento de los alquileres de locales comerciales ubicados en el centro de Palma.

El Forn d'es Recó abrió en 1928 en el carrer de Can Sales 8, prolongación de Sant Feliu, por iniciativa de Mateu Oliver. Ocupa la parte inferior de un edificio plurifamiliar al que se accede tras bajar unos escalones. El obrador está situado en el mismo establecimiento. A pesar de que el local tiene dos fachadas y puertas en cada una de ellas, sus dimensiones son pequeñas.

Cuando el Forn abrió sus puertas, las antiguas calles señoriales de Can Sales, donde se encontraba el casal de los Cotoner, y la de Sant Feliu, con la de Can Pavesi o ‘ses Carasses' como principal representación, ya habían perdido parte de su esplendor.

El Forn d'es Recó nació humilde, como su vecino próximo, el Forn de la Pau, situado en la calle de ese mismo nombre. Años después, en 1940, abrió una nueva referencia del barrio: el Bar Martín, a apenas unos metros del Forn d'es Racó, que sigue aglutinando a día de hoy a vecinos y turistas.

En el catálogo de los negocios emblemáticos de Palma figura que Mateu Oliver pasó el Forn d'es Racó a su hijo Antoni Oliver. El siguiente administrador que aparece documentado es Cristina Reina, que lo ha regentado con su hermana.

El Forn d'es Recó ha elaborado hasta el presente todo tipo de repostería típica de Mallorca: ‘pa', ‘llonguets', ‘vienes', ‘ensaimades', ‘crespells', ‘rubiols', ‘rosaris', ‘panades', ‘coorrois', ‘estrelles', ‘coca de trampó',… así como pasteles, tartas, bombones y dulces de chocolate.
La gente del barrio y clientes de toda la vida echarán en falta la simpatía de Cristina, su buen hacer y las ganas de dar el mejor servicio. La crisis actual está provocando el cierre de decenas de empresas tradicionales que han servido a varias generaciones de palmesanos.