Cuando este senegalés llegó a Mallorca hace ocho años nunca imaginó que se ganaría el pan actuando de estatua viviente en las calles más turísticas de Palma. Pero es un hombre capaz de estar hasta dos horas sin mover un músculo. Toda una proeza que se encarga de mostrar a diario, como si trabajara en una oficina, de 11 a 14 y de 15 a 20.30 horas.
Cinco años lleva ya confundiéndose con el paisaje del Casc Anticde Ciutat, y ahora es uno de los 106 artistas callejeros de Palma, entre pintores (46), músicos (50), bailarines, titiriteros, payasos, acróbatas y malabaristas (6) y estatuas humanas (4), que contarán con un carnet que acredite su trabajo, y así evitará ser molestado por vecinos o policías mientras ejerce su singular actuación a cambio de unas monedas. Pocos en comparación con los más de 300 artistas de diferentes disciplinas que se calcula actúan en la calles palmesanas.
Desde hace cinco años también colea la ordenanza de artistas callejeros de Palma, que ha enfrentado a este colectivo con diferentes asociaciones vecinales e incluso con el Ajuntament. «Al menos han dejado de tacharnos de criminales, como hizo el PP con su ordenanza cívica. Ahora el Consistorio entiende nuestra posición y ha buscado una fórmula para regularizarnos sin privar a los vecinos de su derecho al descanso», señala David Peralta, portavoz de la asociación Nou circ social.
«Entendemos que podamos molestar a algunos residentes en la zonas donde más artistas callejeros actúan. Pero también pedimos a los vecinos sensibilidad con nuestra labor, sobre todo con los tiempos que corren. La temporada turística ha sido corta y las perspectivas del invierno son durísimas para todos, imagínese para los que actuamos en la calle», apuntilla.
Nueva normativa
La ordenanza aprobada al final de la legislatura pasada se mantiene pero con restricciones de espacio y limitación de sonido para los músicos, así como la imposición del pago de un carnet para poder actuar en la vía urbana. Todo ello pactado con las diferentes asociaciones de artistas callejeros y las entidades vecinales, con el compromiso de crear una mesa de seguimiento que se reunirá por primera vez este mes de octubre.
La modificación del decreto prohíbe que los músicos callejeros trabajen en barrios tan turísticos como Santa Catalina, Es Jonquet y en las calles Drassanes, la Lonja y Gerreria al estar consideradas zonas de alta contaminación acústica. El objetivo, en palabras del Consistorio, es «favorecer la convivencia y reducir tensiones entre vecinos y artistas».
Quizás las restricciones son más duras para los cantantes y músicos, que ven reducidas las zonas de actuación en las que podrán utilizar amplificador y además con menor potencia, máximo 20 vatios. Solo podrá haber un percusionista por agrupación y los grupos a partir de tres componentes solo podrán actuar en zonas específicas. Sin duda, un duro golpe para las seis bandas callejeras que actúan en Ciutat. Lo explica muy bien Sergio Bustos, un músico con más de 35 años de carrera a sus espaldas que no solo actúa en la calle, pero confiesa que le apasiona: «Cantas en la calle para crear buena onda y una atmósfera festiva. Ya no vamos a tener la misma libertad que antes, pero entiendo las medidas aprobadas».
También se limitan los horarios, de 11.00 de la mañana a las 14.40 de la tarde y de 17:00 a 21:40 de la noche. Mientras que los pintores y escultores podrán llevar a cabo su actividad en el centro de Palma de las diez de la mañana a las 23:40 de la noche. Además, por petición vecinal, se establece un nuevo horario, de doce a dos de la tarde y de seis a ocho y media para espectáculos de circo en la Plaza Mayor. Para Jacques Salomon, presidente de la asociación de pintores e ilustradores urbanos, «la ordenanza es una buena noticia al reconocer el trabajo de los profesionales que se dedican a la pintura y la ilustración en Palma».
Invierno más difícil
Mabel Chavarino, presidenta de la Asociación de Músicos de las Calles de Mallorca, recuerda que «llevamos 15 años detrás de la regularización, así que podemos respirar tranquilos. Ahora esperamos que la policía esté bien informada de los cambios, porque muchas veces nos han expulsado de un sitio o incluso nos han multado, aunque tuviéramos permiso para actuar. El carnet va a tener un papel fundamental para los músicos que actúan en Ciutat, sobre todo con el invierno tan duro que se avecina», señala la representante del colectivo, al tiempo que lamenta que sigan sin poder actuar en lugares tan emblemáticas como la Plaça Major, Plaça Weyler, Porta Pintada o Joan Carles I. La música queda vetada allí y los artistas tendrán que irse con sus instrumentos a otra parte.
4 comentarios
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Creo recordar que había también una duración máxima para las actuaciones musicales. En la Plaza de las Tortugas las duraciones son interminables y, por ello molestas, alrededor de los bares Bosch y Capuccino.
Todos estos que dicen ser artistas callejeros son sencillamente vividores que no quieren trabajar se dedican a molestar a los transeúntes clientes de bares y demás personas para ellos la cultura es una excusa
El pago de un carnet? Hay que ser muy ratas los del ayuntamiento, y decir que la música es contaminación acústica... xfavor... Y los coches motos y todos los que andan con altavoces sin importar si molesta esa "música" envasada... Eso deberían regular, que poco apoyo al arte... Y que difícil se lo ponen... Solo quieren trabar, nada más.
Si tuvieran que vivir de mis aportaciones no habría ni uno. Sólo sirven para molestar, no hacen nada útil...que trabajen. Ni uno sólo es de aquí. Las calles son para caminar, no para oír la música del fracasado de turno o las gracietas del orden. Qué convivan con los de izquierdas, para mí sobran todos.