Se trata de una oficina exprés o caja rápida de los servicios sociales cuyo objetivo es descargar de trabajo a los servicios sociales ordinarios y atender a todas aquellas personas que no precisan de un seguimiento por parte de trabajadores sociales, sino tan solo de algún trámite puntual y sencillo, como la solicitud de certificados o informes. No se requiere pedir cita ni tener un expediente abierto en servicios sociales, explica Catalina Trobat, coordinadora general de Benestar i Drets Socials.
Por ejemplo, entre los trámites que atiende, están los informes de vulnerabilidad social que reclaman las eléctricas para la concesión de un bono social, para pedir la renta social garantizada o para ir a recoger alimentos en las entidades de distribución del Banco de Alimentos (Creu Roja, Mallorca Sense Fam ...).
De hecho, una de cada dos personas que se ha acercado a la oficina en estos cinco meses requería algún certificado o informe para la solicitud de la renta social o para recoger alimentos.
En concreto, de los 5.025 atendidos, 2.512 personas solicitaron un informe o certificado, de los que 1.950 buscaban un certificado para poder recoger alimentos y 464 reclamaban un informe para poder solicitar la renta social garantizada del Govern.
En otros casos, las personas acuden para recoger un talón de ayuda económica, y son remitidos a la primera planta ya que no se puede resolver de forma tan rápida, o son derivadas a los servicios de primera acogida de los servicios sociales, «pues aunque han acudido para recoger un informe se ha valorado que no es suficiente y que va a necesitar la ayuda de un trabajador social», apunta Trobat.
También se asesora sobre temas de dependencia, ingreso mínimo vital u otro tipo de prestaciones o ayudas.
Esta oficina forma parte del nuevo modelo de Serveis Socials presentado hace unos días por el Ajuntament de Palma.
1 comentario
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Esta oficina tiene toda la apariencia de ser una válvula de escape de un sistema bastante rígido. Como carezco de más información poco puedo decir, salvo recordar que los servicios sociales y su tupida red burocrática fallaron estrepitosamente en la crisis que estalló en la primavera del año 2010. Con consecuencias paradójicas, pero eso es otra historia.