Algunos de los metales pesados con los que el antiguo vertedero de Palma contamina el acuífero sobre el que se asienta son muy tóxicos. | M. À. Cañellas

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Algunos de los metales pesados con los que el antiguo vertedero de Palma contamina el acuífero sobre el que se asienta son muy tóxicos, por lo que beber habitualmente el agua procedente de ese depósito natural podría generar daños para la salud, especialmente a niños y personas mayores, según los criterios de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

De los once metales pesados detectados en el acuífero de Son Reus entre 2015 a 2019 por el Instituto Geológico y Minero de España (IGME), los cinco que tienen una presencia más extendida y frecuente son hierro, plomo, manganeso, bario y mercurio, y entre los que se han encontrado de manera puntual hay uno especialmente peligroso, el arsénico.

Especialistas consultados por EFE indican que la toxicidad depende de la concentración que alcancen la sustancias contaminantes y de si el agua extraída del acuífero, que no nutre redes municipales sino solo pozos particulares, se utiliza para beber.

Como en algunos pozos del acuífero de Son Reus se superan los niveles máximos legales en once metales pesados, la clave para afrontar el problema es la prevención, que pasa por informar de la situación a todos los que extraen agua en el entorno del vertedero.
El contaminante más extendido, con concentraciones que llegan a multiplicar por 100 el nivel legal de referencia, es el hierro, detectado hasta en 20 kilómetros cuadrados en torno al vertedero clausurado.

La OMS no establece un nivel máximo de hierro en el agua potable porque no está probado que resulte dañino, pero la norma española determina que a partir de 600 microgramos por litro de hierro el agua ha de declararse no apta para el consumo por sus alteraciones físicas (color y olor) y el impacto que genera en las redes de abastecimiento. Ese máximo llega a multiplicarse en Son Reus por 35.

En las campañas de análisis realizadas por el IGME en 2015 y 2016 se detectó plomo por encima del valor de referencia solo en los más próximos al vertedero de los 35 pozos en los que se realizaron mediciones, pero en 2017 y 2018 hubo plomo en el agua en la mitad de las perforaciones, alcanzándose los 15 kilómetros de extensión de masa de agua.
El plomo, hallado en niveles que multiplican por 36 el nivel de referencia, es un tóxico acumulativo que provoca daños en el sistema nervioso y es particularmente nocivo para niños pequeños, advierte la OMS.

El manganeso, aunque con menos evidencias que en el caso del plomo, también está asociado a daños neurológicos, y es otro elemento que se ha encontrado muy por encima de los valores de referencia en el agua de Son Reus.

En todos los años analizados ha aparecido exceso de manganeso en el acuífero, en algunas campañas solo en el entorno inmediato del viejo vertedero y en otras en la mitad de la superficie freática. Como en el caso del hierro, las concentraciones detectadas están muy por encima del máximo para la declaración de agua no apta para el consumo.

El mercurio, un contaminante que puede generar lesiones renales, ha aparecido reiteradamente en los análisis del IGME en el perímetro del vertedero y el máximo detectado en los cuatro años ha multiplicado el límite legal entre dos y cinco veces.
El bario ha presentado niveles máximos alarmantes en 2016, 2017 y 2018, con una extensión sobre la masa freática de 10 kilómetros cuadrados en el último de esos años. La OMS establece que el consumo frecuente de agua contaminada con este elemento provoca hipertensión.

Otros metales pesados procedentes del vertedero que contamina el acuífero de Son Reus tienen una presencia menos dominante pero también significativa.

Un caso particular por su gran toxicidad es el del arsénico, una sustancia cancerígena encontrada todos los años en que se realizaron los análisis, en 2017 y 2019 por encima del nivel legal.

Los especialistas en hidrogeología y contaminación del agua consultados por EFE indican que, aunque el riesgo de toxicidad del agua fuera solo puntual, es necesario informar a los posibles usuarios y hacer un seguimiento minucioso de la situación del acuífero en los pozos de las fincas.