Depósitos de basuras y escorias de Son Reus. Imagen de archivo. | M. À. Cañellas

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El vertedero clausurado de Son Reus, cuya contaminación del acuífero sobre el que se asienta investiga un juzgado de Palma, es uno de los depósitos de basura «mejor mantenidos del Estado español», según el presidente de Emaya, Ramon Perpinyà.

El concejal de Medio Ambiente del Ayuntamiento de la capital balear ha comparecido en rueda de prensa para informar de la aprobación del proyecto de ejecución de obras para la ampliación de la depuradora de lixiviados (residuos líquidos del depósito de residuos) procedentes del vertedero cerrado y del llamado vertedero de cola.

Perpinyà ha asegurado que este proyecto, que supone una inversión de 1,2 millones de euros, es «una muestra más de que en este vertedero se están haciendo todos los trabajos de mantenimiento que se requieren» y ha puntualizado que la ampliación de la depuradora estaba planificada «desde principio de legislatura».

El juzgado de instrucción 12 de Palma instó el pasado agosto al Ayuntamiento a adoptar medidas urgentes en la línea de las recomendaciones recogidas en un informe del Instituto Geológico y Minero de Espala (IGME), encargado por la propia Emaya, en el que se ponía de manifiesto que el vertedero clausurado contamina con hasta once metales pesados el acuífero de Son Reus.

La empresa pública, que negó las conclusiones del informe elaborado a partir de la mayor toma de muestras realizada hasta ahora de las aguas del acuífero, considera que las actuaciones de mantenimiento que lleva a cabo son suficientes y su presidente ha insistido este miércoles en que quienes utilizan las aguas subterráneas de Son Reus pueden tener «tranquilidad total».

Perpinyà ha subrayado que el buen estado del vertedero clausurado ha sido corroborado por «muchos especialistas» y ha afirmado que Baleares es modélica en gestión de residuos porque no tiene ningún vertedero de basuras activo.

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El portavoz del equipo de gobierno municipal, Alberto Jarabo, ha indicado que el consistorio tiene «constancia» de «los riesgos de contaminación» del vertedero de Son Reus y actúa para evitarlos.

El proyecto de obras aprobado por la junta de gobierno municipal, fruto de un contrato firmado en junio y que preveía inicialmente que la nueva instalación entrara en funcionamiento en el primer trimestre de 2022, supondrá la renovación de la red de recogida de lixiviados y la mejora de la depuradora existente, que tendrá mayor capacidad y cambiará el sistema actual por uno de ósmosis.

El informe del IGME que puso de manifiesto la contaminación de acuífero con metales pesados señalaba que los lixiviados que acababan en las aguas subterráneas podían proceder de filtraciones por deficiencias en el sellado del depósito de basuras.

Por tanto, indicaba que la solución no pasa por el incremento de la capacidad de depuración de los lixiviados que se recogen, sino por la localización de los fluidos que no se recogen y el sellado de los puntos de filtración.

En la memoria justificativa del expediente de contratación de las obras de la depuradora de lixiviados publicada por Emaya se revelaba además otro problema de posible contaminación: el vertido al alcantarillado de fluidos sin tratar del vertedero.

«En los últimos años, la balsa de lixiviados no tiene capacidad para evaporar todas las entradas de lixiviados (mayoritariamente, pluviales mezcladas con lixiviados), por lo que se tiene que aliviar parte del volumen de la balsa al alcantarillado», rezaba el documento oficial.