El inicio de estos programas lo marcó, ya en el año 2000, la ordenanza que permitía a los infractores de tráfico sustituir multas por asistencia cursos. No todos los sancionados pueden acudir a la sesión didáctica de dos horas, según comenta Ensenyat, ya que está limitada a las faltas más leves como, por ejemplo, circular sin cinturón, aparcar en doble fila o en zona de carga y descarga, usar el móvil mientras se circula o comer y beber al volante, entre otras. Al curso, asimismo, no pueden acudir aquellos que tengan más de una sanción en el último año y, en ningún caso, se recuperan los puntos del carnet que haya podido perder con la infracción.
De la implantación de esta medida es buena muestra que, en los 21 años desde que se puso en marcha, han pasado por estas charlas más de 25.000 personas, 82 sólo en los tres primeros meses de este año. Cabe destacar que la participación ha descendido en los años de pandemia y que algunas sanciones, como circular en moto sin casco, se han retirado de la oferta de permuta porque ya casi no se detectan.
En lo que se refiere a la asistencia al curso, que se celebra semanalmente y al que se puede acceder de forma telemática, el 58 % de los asistentes son hombres y el 42 % son mujeres. La edad media se sitúa entre los 30 y los 40 años y las infracciones que más los llevan allí son la de aparcar en zona de carga y descarga sin estar autorizados y las distracciones en la conducción, especialmente por el móvil.
El segundo programa de cursos de la Escola se vincula a las infracciones medioambientales, a los que, desde 2012 cuando empezó, se han acogido más de 2.000 personas, 23 personas en lo que va de año. En este caso los cursos, que también duran dos horas aunque se celebran mensualmente, elimina las multas, pero sólo hasta los 300 euros. Si la sanción supera esa cantidad el resto tiene que ser abonada por parte del infractor.
Las causas principales también tienen que ser leves y destacan las relacionadas con las mascotas, como pasear al perro sin correa o no recoger sus excrementos; tirar la basura fuera de horario o lugares permitidos, y los ruidos siempre que sean entre vecinos ya que los establecimientos comerciales no pueden acogerse a esta medida.
2 comentarios
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Pues pocas son, a la vista del incivismo que se ve por toda Palma. Más sanciones y más cursos hacen falta, que Palma apesta a orines, cacas, humo de tabaco y otras porquerías.
Asistí hace un año a un curso y me sorprendió gratamente. Aparte de ahorrarte la multa también te sirve para refrescar novedades sobre la normativa de tráfico. Debería ser abierto para todos los conductores, como una itv de conductores.