El fantasma de la heroína regresa a la barriada de La Soledat y un solar privado se ha convertido en el quebradero de cabeza de los vecinos. El número 37 de la calle Cabrera se ha convertido en destino de escombros ilegales pero también aparecen jeringuillas en las aceras, un recuerdo terrible de la década de los ochenta. Los vecinos están desesperados. En ese espacio había una casa que fue derribada y allí dejaron los restos. Desde entonces, multitud de furgonetas acuden a ese lugar para tirar escombros para ahorrarse los gastos de la gestión de residuos. Y de paso, se convirtió en refugio de los yonquis que se inyectan heroína. «Han llegado a pincharse incluso en la acera. Llega la policía y les pide que se vayan. La verdad es que normalmente no molestan. Vienen aquí hombres y mujeres desde hace dos años», cuenta un vecino que reside en las inmediaciones.
Jeringuillas y escombros en La Soledat
Los vecinos denuncian el mal estado de un solar privado en el que se tiran restos de obras y los yonquis se esconden para drogarse
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1 comentario
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Que protesten a los vecinos que venden la droga...que seguramente hay más de uno.