Es Gremi esta en Son Castelló y cuenta con varias salas para celebrar conciertos en directo. | M. Corrales

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Tras un verano caliente, en lo climatológico y en las reivindicaciones vecinales, llega el momento de tomar medidas. Y la Federació de Associacions de Veïns de Palma ha puesto sobre la mesa una propuesta que podría revolucionar el ocio nocturno: proponen en la Mesa por la Convivencia que los locales cierren a las doce de la noche o que se trasladen al polígono. La convivencia entre ocio nocturno y vecinos se ha vuelto insostenible y la federación cree que hay que tomar cartas en el asunto.

Miguel Pérez-Marsá, presidente de la Asociación Establecimientos de Ocio Nocturno y Diurno, señala que «estamos viviendo una dicotomía. Es muy complicado abrir en los polígonos pero también lo es en una zona residencial por los vecinos. Tras la presión vecinal de Santa Catalina, o cierran o se van a los polígonos. En Palma son muy estrictos con las licencias».

Ilegal

Pérez-Marsá advirtió que «en los bares de copas no se puede bailar y tener un DJ es ilegal. Un discoteca, en cambio, tiene abierto hasta las seis de la mañana. El problema son todos esos bares que actúan como discoteca, con la música muy alta y cuentan con música en directo. Todo esto redunde en las molestias de los vecinos, que sufren además las salidas de los clientes a la calle». El presidente de ABONE dice que «hay gente cumplidora pero también una actividad muy compleja en la que algunos quieren ganar dinero rápido en poco tiempo».

David Valle es el propietario del Maraca, que contaba hasta hace unos meses con licencia de bar musical y sala de conciertos que fue revocada por el Ajuntament de Palma. «Todavía no ha ocurrido. Nos están exigiendo cosas que estamos tramitando. Ahora mismo estamos abiertos como bar», explicó Valle, que advirtió que «el Ajuntament no ha hecho bien las cosas y yo soy un perjudicado. El dueño anterior me vendió el local e hizo las cosas mal pero los problemas vienen ahora».

El empresario lamenta que «la noche es muy complicada por la presión de Cort y los vecinos. Después de lo que Santa Catalina, ha hecho que todo sea mucho más difícil. Nos tienen como a los malos pero la gente quiere salir de fiesta. Nosotros apostamos por algo más allá y traemos músicos emergentes, de aquí y de fuera. Un concierto también es cultura».

Valle reconoce que «si yo me tuviera que comprar una casa, no me iría encima de una discoteca. Entiendo que la gente prefiera una consulta de un dentista. Pero un local genera ruidos, igual que otras actividades». El empresario advierte que ha llevado a cabo «insonorizaciones del local» y no se plantea irse a un polígono: «Es un sinsentido. La gente quiere tomar copas y no conducir borracho. Lo mejor es incidir en el respecto hacia los vecinos». Valle también es propietario del Club Mutante, cerca de Gomila, y advierte que «el cierre adelantado a las doce también es inviable.».

Pepe Bauzà, gerente y socio fundador de Es Gremi, es contundente: «Ahora mismo, la opción más inteligente y donde hay más movimiento de gente es en el polígono». Aquí se pueden celebrar conciertos, hay fiestas, locales de ensayo, no hay vecinos, hay mucho párking. Hace veinte años, cuando decidimos abrir Es Gremi, estuve viajando por la Península y vi que en los polígonos de Madrid, Barcelona o Valencia se abrían estos negocios socioculturales donde había fiesta, no molestabas a los vecinos y hay transporte publico». En su caso, cuenta con 4.500 metros cuadrados «dedicados la música. Es la opción más viable y la verdad, estamos muy contentos por la decisión».

‘Hacer zona'

Bauzà señaló que «yo he visto el crecimiento de Sant Magí, cuando abrió el Amano y no había ni Dios. Ellos consiguieron ‘hacer zona' y mira ahora. A mí me gustaría hacer zona en el polígono. Que hubiera más locales con conciertas y fiestas. Aún así, están apareciendo nuevas salas como el Club Selva o la Sala Dante, en Can Valero, La Red abrió una sala de conciertos dedicada a la música electrónica o el pub Bambú. «Es cierto que también en Son Castelló han ido abriendo salas clandestinas».

Bauzà asegura que «nunca hemos tenido denuncias vecinales y estamos dentro de la Asociación de Industriales de Mallorca (Asima) para potenciar la limpieza de la zona, que al principio de nuestra andadura había mucho botellón. El principio nuestro público había botellón e incluso asados en la calle. Pero hay público hay que educarlo», que abogó por «no empreñar a los vecinos» y «saber convivir. Dejemos dormir a los vecinos. Todavía recuerdo los botellones en el Passeig Marítim y era vergonzoso».

Por su parte, desde Barri Cívic de Santa Catalina señalan que «nos gustaría que se abriera como máximo a las doce de la noche, en especial el ocio cañero. Tiene que haber ocio nocturno, claro, pero no en zonas residenciales». En Barric Cívic aseguran que «vivimos un drama vecinal y los residentes tienen que dormir con tapones y dormidina».