Valses, zarzuelas y villancicos formaron parte del recital. | Teresa Ayuga

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Han cambiado grandes auditòriums y solemnes teatros por un escenario tal vez más humilde, pero cuyos espectadores son infinitamente más agradecidos. La Banda Municipal de Música de Palma, conocida como SimfoVents, se apoderó este martes del salón de actos de la residencia La Bonanova. Dentro del Programa Social SimfoVents, los músicos han iniciado una gira por colegios, residencias y hospitales. Bajo el título Nadal al teu costat, la orquesta actuó ante un público que aplaudía y gesticulaba al son de zarzuelas, pasodobles y villancicos. La música se convirtió en una autopista de emociones que conectaron a músicos con residentes.

«Hemos hecho una selección de piezas populares, grandes clásicos divertidos y también algún villancico», dice el director de SimfoVents, Francisco Valero-Terribas. Un programa a la medida de espectadores con necesidades especiales. «Su nivel de dependencia es muy alto. En el último concierto que hicimos en 2019, antes de la pandemia, una señora en silla de ruedas imitaba mis movimientos», cuenta emocionado el director de orquesta, que dice que «la reacción es fantástica».
Pese a que algunos de los espectadores tenían problemas de comunicación y no eran capaces de responder ni a un simple buenos días, el sonido de un vals o una polonesa les sacó de su ensimismamiento. Una anciana mecía una muñeca al ritmo de la música. Una mujer con problemas de movilidad movía las manos, dirigiendo a la orquesta desde su silla de ruedas. Otros movían los pies al ritmo de la polonesa Eugene Oneguin, de Tchaikovsky, o el Vals núm. 2 de Shostakovich. «Siempre es un placer actuar para la gente en Navidades. Merece la pena este trabajo tan bonito», confiesa el clarinetista Germán Guillén.

Los residentes escuchaban atentos el concierto
Los residentes escuchaban atentos el concierto.
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Hay un choque de generaciones en el salón: una trompetista embarazada hace las delicias de octogenarios que recuerdan sus tiempos de verbenas y bailes. «Siempre me ha gustado bailar en las fiestas», recuerda la residente Felisa Leal. Vuelven a ser adolescentes, cierran los ojos y ya no hay achaques. «La música es uno de los pocos estímulos a los que responden, conecta con su memoria», dice María Alemany, directora de la residencia, que añade que «es muy difícil el estímulo cognitivo a esta edad. Pero los médicos notan una mejoría anímica de los residentes tras un concierto». Todos los espectadores permanecen tranquilos y atentos. «Hacemos talleres de música y tenemos residentes que no recuerdan su nombre pero sí son capaces de recordar la letra de una canción», explica la animadora Coloma Capó.

Felisa Leal, una de las espectadoras más veteranas
Felisa Leal, una de las espectadoras más veteranas.

¿Qué música emocionará a los octogenarios de 2062? Hoy será el turno del Centro de Educación Especial de Son Ferriol, el jueves será el de la residencia de General Riera y el viernes, el del hospital de Son Espases.