Tras la mala fama que arrastraban décadas atrás, los propietarios de los edificios Pullman (en Cala Major) han estado invirtiendo de su bolsillo para mejorar sus instalaciones. La imagen que ofrece ahora es muy distinta y los pisos se cotizan ya a 600 euros al mes. Sin embargo, últimamente este esfuerzo se ha topado con la acumulación de basura y trastos a sus puertas.
Cada día, una maraña de electrodomésticos y muebles viejos se amontonan en la calle Antoni Mus, número 5. Los trastos se tiran junto a los ocho contenedores alineados en este tramo de la calle, mientras algunos contenedores permanecen vacíos. El descontento en los Pullman es palpable. «Esto en realidad se ha convertido en un punto verde. Cada día se nos llena la acera de muebles viejos», denuncia Bartolomé Soto, administrador que gestiona esta populosa finca. «Este incivismo lo vivimos todos los días y la colocación de los ocho contenedores a este lado de la acera ha provocado que la vecina del primero se haya hartado y termine por vender el piso», explica Soto.
Mientras en verano este punto en concreto está abrasado por el sol, lo que provoca malos olores, cada noche los camiones de Emaya dan marcha atrás para entrar en la calle y vaciar los contenedores, incluidos los de cristal. «El ruido que provocan es tremendo y en verano tenemos los malos olores. La vecina del primero, que había comprado el piso hace poco, ha terminado por irse», explica el administrador de la finca.
Soto también denuncia la concentración de contenedores, que dan servicio a muchos edificios de la calle, así como chalets «del lado de la autopista. Tenemos una altísima densidad de población, este punto de basuras atiende a unas 1.000 viviendas».
Por otro lado, las viviendas más alejadas del nuevo punto de los contenedores ha provocado que algunos incívicos no se molesten en acercarse hasta ellos «y dejan la basura en los pasillos de los edificios Pullman 2 y 3. El conserje tiene que ir recogiendo la basura para tirarla donde toca». El esfuerzo de los propietarios de los Pullman se nota en la mejora de sus viviendas y la finca aunque Soto lamenta que «no hemos podido acceder a los fondos Next Generation porque carecen de cédula de habitabilidad».
26 comentarios
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¿que vas a esperar en esta tierra de incivicos?
Está claro que están haciendo todo lo posible para que se vayan.. Los terrenos adyacentes y pisos se venden muy muy bien.
Y Gila que hace? mirarse al espejo?
La dejadez rodea toda la isla
Toda Palma está dejada.
Más inspectores y que cobren las multas al momento,antes que el sancionado lo pueda mirar en cuenta,paseadores de perro que dejan las cacas,bares que dejan molestar a sus clientes,gente que deja las basuras donde no toca,patinetes,radar fijo en autovía a 80 km,etc,etc Si no aprendes cívicamente,pues a base de tocarte el bolsillo. Es más antiguo que el pastar este método.
¿No tienen cédula de habitabilidad y pueden hacer operaciones de compra-venta?
elantonioFuncionaría de maravilla si en este país fuésemos civilizados. Pero como aún estamos saliendo de la caverna... Este modelo de recogida no se lo inventó el Ayuntamiento de Palma, está copiado de otras ciudades donde sus ciudadanos son personas.
Cuando vi la foto pensaba que era mi calle. De ahí mi sorpresa al leer el titular.
Se tiene la costumbre de atribuir siempre la culpa al gobierno o políticos de turno, sean del color que sea, y claro que tienen cierto grado de responsabilidad, pero siempre he pensado que la máxima responsabilidad es del civismo y educación de los ciudadanos. En otros países no es que tengan servicios de limpieza mas eficientes ni mas numerosos, sino que simplemente la gente no es tan guarra y tiene mas consciencia social. Aquí hay mucho de "como pago mis impuestos tiro la porquería al suelo para que lo limpien". Y en el caso de estos edificios se suma la mala planificación urbanística que en su día se hizo en Cala Major de construir donde se pueda y luego ya si eso pensamos como arreglamos los demás servicios.