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La sombra del vertedero ilegal de Son Güells se alza de nuevo. No de forma literal, todavía no hay grandes montañas de chatarra en el solar, sino en forma de miedo entre los vecinos de la zona que temen que vuelva la basura. La presencia, otra vez, de okupas, concretamente de algunos de los que impulsaron un negocio con un vertedero ilegal que por ahora ha costado a los ciudadanos más de 300.000 euros en tareas de limpieza (la factura se remitirá al propietario del solar), ha hecho saltar esta semana todas las alarmas. Sin embargo, desde una de las chabolas del polémico solar emerge un mensaje de tranquilidad y de responsabilidad. Es el guardián de Son Güells.

En ausencia de los problemáticos okupas, Son Güells ha cambiado mucho. En primer lugar ya no está la basura que fueron acumulando a cambio de dinero. Y en segundo, ya no están solos. Desde hace medio año viven allí, en una de las chabolas y pasando completamente desapercibidos entre los vecinos, dos personas. Toni y Paco. El primero, un joven de 22 años, atiende a este periódico y lo tiene realmente claro: «Que vivamos en la pobreza no significa que seamos sucios. Esto se tienen que mantener limpio».

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Toni entiende perfectamente el temor de los vecinos y aprovecha la oportunidad para lanzarles un mensaje: «Esto antes daba un poco de miedo, era exagerado y no se puede repetir. Mientras esté aquí quiero que se mantenga limpio». Este joven palmesano llegó a Son Güells hace unos seis meses después de verse abocado a dormir en la calle. Aquí se reencontró con Paco, un hombre más mayor que ya estaba instalado en una de las chabolas del solar. Vivía aquí con otra mujer pero hace unos meses se quedó solo y aceptó a Toni. «A Paco ya lo conocía, por su nieta y su exmujer. Pero él no se acordaba de mí, tiene alzheimer.  Aquí le ayudo un poco. Le he mirado los papeles de la asistenta social y nos han dicho que tenemos que esperar. Pedimos algo de dinero y vamos tirando», explica antes de entrar en la chabola.

— Paco, levántate que están aquí los de la Ultima Hora.
— Voy, voy...

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Tanto el interior como el exterior de la chabola está en un estado decente dentro de lo que cabe. Estos dos okupas cocinan con una cocinita de gas portátil y el propio Toni se encarga de realizar algunas reformas: «Donde estamos durmiendo lo limpié a fondo al llegar y poco a poco voy arreglando algunas cosas».

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Antes de abrir las puertas de lo que ahora es su casa, Toni se encontraba finalizando uno de sus últimos trabajos: un gallinero. Lo muestra ante la cámara y no puede evitar confesar su gran pasión por los animales: «He hecho un curso en Natura Parc y me gustaría volver a trabajar entre animales. Desgraciadamente hay poco trabajo en este sector y ahora mismo en mi situación es complicado que me elijan». Actualmente tiene un gallo y tres gallinas, dos están malheridas y las mantiene apartadas mientras se recuperan. Al ser preguntado por el origen de estos animales explica que los «rescata» de la carretera y que «muchas veces están heridas». Cuando ya se encuentran bien,   este joven las utiliza para criar y alimentarse de los huevos que ponen. «Es un animal que me parece precioso y al que tengo mucho respeto. Además me hacen compañía. Mi amor por los animales es algo que me viene de familia. Nada de peleas, hacerles daño, ni utilizarlas para comer», concluye.

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Toni asegura vivir allí porque no se siente cómodo en los albergues sociales, donde es «demasiado habitual el consumo de drogas fuertes». Por otra parte, reconoce que Son Güells y concretamente la chabola en la que vive junto a Paco no es el mejor sitio donde vivir y que en ocasiones siente «miedo» ante un posible derrumbe: «Cuando hace viento lo paso bastante mal aquí. Entre la palmera que tenemos cerca y la caseta que no está muy bien, me da un poco de cosa que se nos caiga todo encima por la noche».

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 A pesar de todo su compromiso con el lugar y con el vecindario parece firme e insiste en «su bondad» ante la preocupación de algunos. Durante toda la visita se muestra muy respetuoso y agradecido de   que, «aunque sea algo temporal», poder estar allí. Por último añade que ante el regreso de los antiguos okupas de Son Güells, que preocupan y mucho al vecindario y a la policía, no piensa ceder en todos los principios y compromisos que anteriormente ha explicado: «Llegaron hace unos días. Ya les he dicho que hay que respetar el espacio y tenerlo limpio».   

El apunte

Los antiguos okupas: «Podéis comprobarlo, tenemos esto bien limpio»

En el patio de la casa principal una mujer realiza la colada.  «Podéis comprobarlo, tenemos esto bien limpio. Mira, allí tengo la bolsa de basura colgada y preparada. Al otro lado tengo la escoba», dice al ser preguntada por el vertedero ilegal que había antes. Según fuentes policiales, los okupas que llenaron este solar, situado en las inmediaciones del Estadi Balear, han regresado a la vivienda principal. Agentes de la Policia Local de Palma y Policía Nacional acudieron este pasado lunes a entrevistarse con ellos después de algunas llamadas de los vecinos. En total identificaron a unas cuatro familias que desde la pasada semana se habrían reinstalado en el lugar. Algunos de ellos con niños.