El edificio de Can Serra está en la plaza Quadrado. | Jaume Morey

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Can Serra en realidad debería llamarse Can Sunyer. El emblemático edificio de la plaza Quadrado, una joya del gótico mallorquín que necesita una urgente rehabilitación que se hace esperar, acaba de conocer toda su genealogía: desde el primer propietario hasta el último. «Es una maravilla», dice entusiasmado Bartomeu Bestard, cronista de Palma. «Sabíamos muy poco de ella cuando el Govern la compró con la ecotasa y se hizo el proyecto de rehabilitación». Antes de llevar a cabo su reforma, la regiduría de Cultura encargó un estudio pormenorizado que ahora ha revelado los tesoros ocultos de este inmueble y analizar todos los propietarios de las casas. Porque Can Serra «es un cúmulo de propiedades y de ahí varía la importancia patrimonial de unas propiedades a otras», señala Bestard.

Y en este compendio de construcciones destaca la casa medieval, el germen de Can Serra, cuyo origen se remonta a la primera mitad del siglo XIV. «El señor feudal de esta casa, a quien se le pagaba el alodio, era el Obispo de Mallorca y llegó más o menos sobre el año 1330». «Es una casa que hace esquina con la calle Bosc y Gerreria. Al cabo de los años, los herederos la venden a la familia Sunyer de Felanitx «que tiene poder económico y son los que construyen el cuerpo adherido, que abraza la casa de Truyol. Son los que construyen la casa medieval. Porque Can Serra en realidad es Can Sunyer», afirma Bestard.

En el siglo XV se vende este inmueble y es adquirido por los Serra en el siglo XVIII. «El topónimo que se recuerda es el que llega hasta el siglo XX», advierte Bestard. Lo que eran casas divididas, los Serra terminan uniéndolo en el cuerpo que es ahora. Can Sunyer fue una casa muy completa, «donde destaca el artesonado y dos tipos de ventanas coronelles, una en el cuerpo de la casa de Truyols y la otra, en los Sunyer». Precisamente en la calle Bosc se sucedían obradores medievales y en los portales con las puertas abiertas se podía ver cómo trabajaban los artesanos.

En Can Sunyer se ha documentado, aunque no estudiado en profundidad, un horno del siglo XIII. En el patio hay una algorfa, «un pasillo aéreo, típico de los góticos mallorquines», advierte el cronista de la ciudad. Y advierte que el edificio «tiene muchas posibilidades. Es posible restaurarlo para que la gente pueda visitar la casa. No es la más antigua pero si la casa más completa. Es muy representativa de la época medieval». Bestard advierte que «nos seguiremos llevando sorpresas y es posible que los muros sean islámicos».

Aspecto actual de Can Serra.
Aspecto actual de Can Serra.

El edificio de Can Serra «es muy grande y da a la plaza Quadrado y a Posada de Lluc. La casa está cosida con vigas de hierro para que no se caiga. La restauración no será fácil, los muros están desplomados». El estudio se pasará ahora al departamento de Patrimoni del Consell de Malllorca. El cronista señala que «los arquitectos deben ejecutar el proyecto y deben fijarse en el estudio presentado. Queremos que se restaure la parte medieval y no se rehabilite».

Can Serra es el ejemplo de un esplendor arquitectónico de la época, «la base de la Palma actual. Anterior a la Conquista de Mallorca, en 1229, no hay nada porque no hay documentación».
Por otro lado, en la memoria de los restos medievales de Can Serra de José Morata Socías, profesor emérito y titular de Historia del Arte de la UIB, señala que «en torno a 1332 finalizó el proceso de agrupación de unas casas mediante compra realizada Berenguer Truyols. Posteriormente desde 1351 hasta 1477 todas estas propiedades pertenecieron a la familia Sunyer».

Recreación del interior de Can Serra
Recreación del interior de Can Serra.

En la citada memoria se advierte que «es muy probable que la construcción arquitectónica de un gran casal medieval [Can Serra] se realizara durante la segunda mitad del siglo XIV». Como era habitual en la época, se emplearon estructuras anteriores (muros y otros elementos arquitectónicos). «Por ejemplo, en un tapial de la Gerreria se encontraron restos materiales que se podrían datar en el s. XIII. Es muy probable que este muro perteneciera una de las casas preexistentes y se aprovechara sin cambios para una botiga y una algorfa». En todo caso, muchas características arquitectónicas «se han perdido después de tantos siglos y las incógnitas subsistirán para siempre obligándonos a formular hipótesis, como se han realizado en el presente estudio», señaló Morata.

Relación de los propietarios de las casas de Can Serra

Al estudio encargado por Cort se suma el trabajo de José Villalonga Morey (documentación archivística); la intervención arqueológica de catas murales (Elvira González); el análisis de la conservación y la restauración (Miquel Vidal i Femenies); y la diagnósis artística no invasiva (Alfredo Álvarez Arranz). Los restos han sido documentados en imágenes por el fotógrafo Jaume Gual, que permitió la reconstrucción en 3D de Joan Gual. Hace dos décadas Can Serra fue adquirido por el Govern con el dinero de la ecotasa, que después fue cedido al Ajuntament. El año pasado se solicitaron 8,4 millones de la ecotasa para su rehabilitación, pero no ha sido posible conseguir fondos. Can Serra sigue esperando.