Francina Armengol, durante una reunión en el Consolat con Anna Moilanen y Vicente Rodrigo. | CAIB

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Con extrema dureza se ha expresado quien fuera hasta hace unos días director adjunto de la Oficina de la Defensora de la Ciudadanía del Ajuntament de Palma. Tras el cese fulminante de quien fuera mano derecha de Anna Moilanen, justificado por la portavoz del gobierno municipal, Belén Soto, teniendo como principal motivo de la decisión el evitar duplicidades, Vicente Rodrigo ha dado su versión y su punto de vista en torno a una determinación que no comparte por las formas, pero especialmente por el fondo.

En un contundente escrito, Rodrigo recuerda su destitución tras seis años como adjunto a la Defensora -quien seguirá hasta 2026- no tiene «más explicación que el cambio de cromos entre Vox y PP, la obsesión de Vox por apagar luces y la concesión del PP para comprar gobernabilidad», asegura, a la par que recuerda que ha regresado a su puesto como funcionario de carrera, casualmente en la misma área que la Defensora, aunque con tareas exclusivamente administrativas.

«Después del bofetón, ya estoy de pie y con energías renovadas para seguir adelante», asegura Rodrigo, que refiere una serie de «consecuencias institucionales importantes, bien conocidas por los políticos que han instigado mi destitución y también por el gobierno municipal», hablando de un «ataque sin precedentes a una institución pública para asediarla hasta su eliminación», asegura firme.

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Y añade que, desde Vox en Cort, y «al no poder atacar de momento a la dueña del castillo, decapita a su mano derecha y le da carnaza a su tropa con el fin de que vean la consecución de esas pequeñas metas que animan a continuar con el asedio», buscando con su marcha y su línea de actuación «ir desproveyendo de recursos a la Defensora».

Asegura con ironía que «Vox tiene la simplicidad de un botijo, su agua no se calienta con argumentos», y destaca la labor de la Oficina de la Defensora de la Ciudadanía, que explica «ha atendido a más de 3.000 personas, o que el alcance de sus informes ha podido repercutir con mejoras que han ayudado a barriadas anteras».

Y tiene claro que Vox quiere eliminar a la Defensora «porque desde Madrid hay órdenes de devolver a 'su España' a 'su gloria'», queriendo justificar la eliminación de la Defensora esgrimiento «duplicidad» o porque «tenemos más recursos que los grupos municipales, nada más lejos de la realidad». Y apostilla que, casualmente, Vox «es el único grupo municipal que nunca ha puesto un pie en nuestra oficina», concluye un molesto Vicente Rodrigo.