Un gato junto a uno de los refugios felinos en Canamunt. | Moixos Canamunt

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El Ajuntament de Palma retirará los iglús reconvertidos en colonias felinas en las barriadas de Canamunt y en el Estadi Balear en Palma. Así se lo han comunicado por correo electrónico esta semana a los responsables de cada zona. Aunque el Consistorio asegura que en breve instalará nuevos refugios gatunos «más apropiados para su función», los voluntarios temen que los gatos duerman al raso con las bajas temperaturas del invierno.

En las últimas 24 horas han reunido 2.000 firmas con las que intentarán presionar al Ajuntament para que mantenga los elementos actuales. Cargan contra el teniente de alcalde de Medi Ambient y presidente de Emaya, Llorenç Bauzá, al que acusan de no recibirles para tratar la problemática y avisan que se personarán en el pleno municipal del 25 de enero para defender los derechos de los animales.

«Me dicen que han venido a inspeccionar los iglús y que solo sirven para guardar transportines. No tienen ni idea, porque no se patean las calles 365 días al año dos veces al día haga frío o nieve. La finalidad del iglú es que los gatos tengan un refugio que utilizan normalmente de noche. También que tengan comida y agua asegurada. Los iglús llevan siete años en Canamunt y no hemos tenido ninguna queja», dice la responsable de la colonia de esta barriada, Mercedes Argüello Molina. Defiende también el uso de los iglús en el Estadi Balear: «Fueron un premio para los voluntarios por lo bien que gestionaban las colonias y tienen el apoyo del Estadi Balear y las empresas de alrededor».

Argüello reconoce que hay transportines en el interior de los iglús «por una cuestión de urgencia. «Cuando hay que capturar para desparasitar y castrar a algún gato abandonado necesitamos tenerlos a mano», dice. Además asegura que «los gatos duermen en el interior y tienen agua y comida garantizada». Teme que con el cambio puedan despistarse y corran el riesgo de ser atropellados.

Interior de uno de los iglús reconvertidos en refugios.

La versión que ofrece el Ajuntament de Palma es diametralmente opuesta a la de los animalistas. «Lo que queremos hacer es, en base a informes técnicos que manifiestan un mal uso de esos iglús, sustituirlos por nuevos refugios de madera como los que ya hay en otras zonas de Palma como el castillo del Bellver, más acordes, confortables y no tan vandalizables», dice Llorenç Bauzá.

Según el teniente de alcalde de Medi Ambient el Consistorio ha observado casos de vandalizaciones y de «mal uso» de los antiguos contenedores de reciclaje. «Tienen deficiencias, no son cálidos y no aseguran un confort apropiado para el propio gato. Es difícil acceder a su interior para limpiarlos y desparasitarlos y eso representa un riesgo para la transmisión de enfermedades en la propia colonia», señala.

Colonia felina vallada sin autorización municipal junto al Estadi Balear.

Bauzá niega que no se haya atendido a los responsables de las colonias. «En verano nos reunimos con todas las asociaciones animalistas y se les explicó nuestra intención de trabajar desde una colaboración mutua en pro del bienestar animal. Si al poco tiempo hicieron una nueva petición es lógico que se reciba antes a las personas con las que aún no nos hemos reunido», explica.

El presidente de Emaya asegura que entiende «su preocupación» pero se muestra convencido de que «cuando vean colocadas las nuevas casetas entenderán que se hace con los informes técnicos (del veterinario y de los técnicos de sanidad) porque no queremos que cojan locopemia y correr el riesgo de que entren en Son Reus con esta enfermedad», asevera.

Ante el temor de que, mientras se realiza el cambio los gatos acaben durmiendo al raso, dice que «se hará progresivamente» aunque reconoce que las reposiciones tardarán «unos días» porque la empresa que se encarga de la retirada (Emaya) no es la misma que la que se encarga de la instalación (Son Reus).

Llorenç Bauzá recuerda que la nueva ley de protección animal ampara las actuaciones que se van a llevar a cabo. Desde la entrada en vigor de la nueva legislación este otoño todos los gatos callejeros pasan a tener la consideración de gatos comunitarios. Los ayuntamientos son los responsables civiles de los gatos comunitarios y están obligados a capturarlos, identificarlos con chip, desparasitarlos y controlar las colonias felinas.

Mercedes Argüello Molina es la responsable de la colonia en Canamunt.

«Agradecemos la inmensa labor que ellos hacen y estoy seguro de que entenderán que esto es mejor que un iglú desangelado. Es verdad que dábamos una nueva vida a los iglús pero hace falta dar un paso más», justifica el teniente de alcalde y regidor de Medi Ambient.

Denuncia, en el caso de los iglús del Estadi Balear, que «hemos encontrado una colonia vallada y cercada por su cuenta y riesgo en un parque público», incumpliendo la ordenanza que regula el uso de las instalaciones.