No en vano, la Revetla de Sant Sebastià le cuesta a las arcas públicas más de 400.000 euros. Aunque muchos piensan que se trata de una fiesta tradicional arraigada lo cierto es que tal y como la conocemos data de mediados de los años setenta.
«Se celebró por primera vez en el año 76 o 77 y la verdad es que entró muy bien desde el principio. No era solo una fiesta para cuatro jóvenes, se consiguió crear un ambiente del que la gente mayor también se ha sentido parte», explica el cronista oficial de Palma, Tomeu Bestard. «Si tuviera que hacer una apuesta diría que, llueva o no llueva, sea fiesta o no, en la Revetla de Sant Sebastià siempre habrá gente», dice el historiador.
Convencido, como otros expertos, de que las fiestas están en constante evolución, Bestard destaca los cambios que han llegado a las celebraciones de Ciutat inspirados en las neofiestas de la Part Forana, surgidas en contraposición a las fiestas más oficiales.
Se refiere así al llamado ‘Sant Sebastià Alternativo' impulsado por Orgull Llonguet y las cofradías de Sant Sebastià. La Obrería (que aglutina a más de cuarenta cofradías) considera hoy por hoy una «ofensa» replantear la fiesta de Sant Sebastià por el hecho de que llueva. «Vete tú a sa Pobla a decirles que cambien la Revetla porque llueve. El 20 de enero es Sant Sebastià y la Revetla tiene que hacerse el día anterior», dice Lluís Mas.
Orgull Llonguet saca pecho de los logros conseguidos: «Este 2024 cumplimos diez años del Sant Sebastià Alternativo que empezó sacando un llonguet gigante con xeremies y un tamborino a hacer un pasacalles». «Nos sentimos muy contentos, orgullosos y culpables (ríe), porque hemos conseguido al cien por cien fer poble cuando hace diez años no había nada más allá del programa oficial de la Revetla», dice Joan Mateu Ferrando.
Recuerda que «el 2020 fue el último año que llovió en la Revetla y todo se paró menos nuestras actividades. En 35 años de Revetla de Sant Sebastià uno de cada tres años ha llovido y solo hay que adaptarse», dice Joan Mateu Ferrando.
Llegados a este punto los llonguets bien podrían cargar con las lluvias de Sant Sebastià las pistolas para la batalla de Canamunt i Canavall, igual que la madera del Pi de Pollença, sirve para construir las espadas del Simulacro.
El traslado de los conciertos a las verbenas de verano o al día de la patrona de Palma (Mare de Dèu de la Salut) el 8 de septiembre parece hoy un imposible. Ya basta el lío que se ha armado con la eliminación del festivo de Sant Sebastià. En eso sí, los partidos políticos y también las agrupaciones festivas o vecinales muestran unanimidad: «Es un error que no debería repetirse».
1 comentario
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Me parece bien que se celebre la fiesta del "patrón" de la Ciudad, ahora bien, en cuanto a eso de "tradicional", mejor dejarlo porque, recuerdo que cuando era pequeño, no se celebraba todo este montaje de "conciertos". Si quiero decir que, en la Barriada de Santa Catalina, existía un Café "Café Español", en el que había una peña de colombicultura y, lo que sí hacían, era una "falla" que, unas veces se quemaba en la misma Calle Joan Crespí y la última que recuerdo fue en la confluencia de las calles Avinyó y Son Españolet.