El final de la calle Joan Mascaró i Fornés y el comienzo de la carretera de Esporles. | Pere Bota

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En el último Pleno municipal del Ajuntament de Palma los vecinos de Establiments y Secar de la Real volvían a la carga y reiteraban al alcalde Jaime Martínez y su equipo de gobierno los problemas de seguridad y accesibilidad que existen en sus respectivos municipios. «En el Secar de la Real vivimos 5.500 personas que nos tenemos que desplazar para casi todo fuera del barrio por falta de servicios y recursos públicos. Esta problemática se agrava año tras año con el incremento de vecinos, vehículos, patinetes, bicis transportistas de ferralla y el mal funcionamiento del bus», exponía la presidenta de la asociación de vecinos del Secar, Magdalena Vidal Balaguer.

También señalaba que «no tiene sentido esperar una intervención supeditada al pueblo vecino. Si hay soluciones más sencillas de la vía de cintura hasta la cruz del término, empecemos por ahí». Esto se debe a que la situación no es la misma en las dos barriadas. El Secar de la Real pide un mejor acondicionamiento de los tramos donde sea posible, «igual que se ha hecho en Son Serra Perera». «Queremos que en la calle Joan Mascaró i Fornés, desde el Riskal [antiguo complejo] hasta el cruce del Forno [pizzería] se haga una intervención», explica Xisca Prats, vocal de la asociación del Secar.

«Tenemos aceras, pero son muy estrechas, no son accesibles, es imposible que pueda pasar alguien con seguridad si lleva un carrito de bebé o va en silla de ruedas. A veces hay que esquivar desperfectos y bajar a la carretera, donde los coches, encima, van muy deprisa», expone. En relación con la circulación, la asociación propone colocar más semáforos y paneles luminosos indicando la velocidad a los vehículos, pero «acogiendo las propuestas de los técnicos», subraya Prats. «El caos de la zona trae problemas como que la movilidad sea eficiente, por ejemplo cuando tiene que pasar un autobús es un caos», apunta.

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Un tramo de Joan Mascaró i Fornés.

Los vecinos llevan años reclamando que se lleven a cabo actuaciones en los centros neurológicos de la calle Joan Mascaró i Fornés, en concreto, en los cruces con la Avinguda del Císter y las calles del Vicari y del Molí del Comte, así como que se hagan expropiaciones en aquellas zonas donde sean necesarias, y solo afecten a terrenos sin edificar, para continuar el carril bici, que no está conectado entre sí. También quieren más pasos de peatones «para comunicar bien las paradas de autobús», una petición que extienden a todo el tramo que ocupa ambos barrios. Otra demanda de este barrio, es la posibilidad de conectar el Secar con el Hospital de Son Espases de manera más segura para los transeúntes: «hay que ir por un sitio en el que no hay paso de peatones», afirma Prats.

Hace dos semanas, Prats y otros miembros de la entidad vecinal mantenían una reunión con la regidora de Infraestructuras, Belén Soto, la cual reiteró que el Ajuntament no puede hacer nada por el momento, ya que la calle en la que habría que actuar es competencia del Consell de Mallorca. Por ello, los vecinos se reunirán próximamente con el departamento de Territori, Mobilitat e Infraestructures del Consell Insular para pedir formalmente que se ceda la vía al Consistorio.

Expropiación en Establiments

Como bien señalan ambas asociaciones la posible solución en el tramo de Establiments, que ya se sitúa en la carretera de Esporles, no es tan sencilla como ampliar algo más las aceras para permitir el paso. Y es que, en la pasada legislatura se presentó un proyecto para ensanchar dicha carretera que no agradó a una parte de los vecinos, ya que implicaba la expropiación de la parte delantera de unas 50 viviendas que están situadas desde la cruz del término hasta el Camí son Berga.

La presidenta de su asociación, Catalina Alorda, asegura que «Hay muchas alternativas antes de quitarle cinco metro a las casas». «Hemos propuesto muchas opciones para que no se lleven por delante los jardines de los vecinos». Una de estas alternativas pasa por habilitar y reabrir dos antiguos caminos, para crear una senda verde, que iría desde la calle ca na Gallura hasta la Iglesia del pueblo. «También propusimos que las aceras fueran más pequeñas de lo que nos plateaban y con pivotes. Yo cedería parte de mi patio si la acera fuera mínima», dice Magdalena Vidal Borrás, miembro de la asociación.

Enfrentamiento vecinal

Pese a que Alorda asegura que «la gente en general está en contra», lo cierto es que otra parte del vecindario si ve con buenos ojos la opción de expropiar parte de las viviendas. Una vecina, que prefiere mantenerse anónima, afirma que hay intereses políticos de por en medio y que «la mayoría» si apoya que se expropie en ese tramo de la carretera para tener aceras más anchas.

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Plaza Rutlo.

Por otro lado, subraya que también se planea peatonalizar la plaza Rutlo, donde está la farmacia, el centro de la tercera edad y una pastelería: «Nadie quiere que sea peatonal, porque nos hace falta el párking», recalca. También asegura que hasta el barrio se ha desplazado el regidor de Urbanisme, Óscar Fidalgo, y que se ha dejado ver en la plaza, según indican comerciantes de la zona. Sobre este hecho, la asociación vecinal niega que se haya mantenido ningún encuentro con Fidalgo últimamente.