María Reyes Cobos, en su domicilio y reposando el pie dañado. | Miquel Àngel Cañellas

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La vida de María Reyes Cobos cambió radicalmente y para siempre hace siete años. Esta vecina de la barriada palmesana de Foners caminaba por la calle Pérez Galdós, a la altura del número 28. Allí «una pequeña alcantarilla se había hundido», recuerda la afectada quien recuerda que «sin querer, metí allí el pie, se me giró el tobillo y caí sobre la mano izquierda». Ese percance lo presenciaron varios testigos presenciales, acudiendo al lugar asistencias sanitarias para atender a la mujer.

Ahí empezó un calvario que, hoy en día, continúa, ya que a consecuencia de esa caída, a María Reyes se le tuvieron que insertar tres tornillos en el pie, una prótesis y una placa en la muñeca afectada. En la actualidad, sigue yendo a rehabilitación y le fue imposible retirar uno de esos tornillos recientemente. «Se movió y el dolor era terrible, pero recomendaron no sacarlo por lo mal que estaban los tendones», explica Cobos.

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Detalle de las secuelas que le ha dejado el accidente. Foto: Miquel Àngel Cañellas

«Pasé una temporada en silla de ruedas y uso zapatos especiales, que me cuestan un dinero... Me han fastidiado la vida y encima me culpan y tengo que pagar las costas», aseguraba decepcionada y triste por todo el camino, que acabó en los juzgados, donde no le han dado la razón ante sus demandas. Al contrario, tuvo que hacer frente a las costas de la denuncia presentada contra el Ajuntament de Palma. Y es que el fallo absuelve a Cort «y me hicieron pagar las costas», por valor de unos 300 euros.

Extracto de la sentencia referente al caso.

Sin opción a recurso, lamentó María Reyes inicialmente la actitud del abogado que representó al Ajuntament de Palma en el contencioso, quien en su día le reprochó que «tenía que mirar al suelo y conocer mejor esa calle, porque pasaba cada día», apostilla la afectada, quien tiempo después agradece el cambio de actitud mostrado desde Cort. «Me han pedido disculpas, vieron que no era justa la sentencia, pero como era firme, no se podía hacer nada», explica, después de contactar gracias a su abogada y a su insistencia, con el Consistorio, donde escucharon su caso.

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María Reyes Cobos, en su domicilio. Foto: Miquel Àngel Cañellas

Con el paso del tiempo, sigue arrastrando secuelas. «El ayuntamiento se ha disculpado, me dijeron que no era justo, pero este dolor no me lo quita nadie», dice con tristeza. Tras una nueva intervención, María Reyes Cobos tiene una sensación agridulce, aunque esas molestias parece que le acompañarán el resto de su vida, esperando «que se cuiden mejor las calles, porque hay gente mayor que puede tener caídas como la mía o peores». Un mensaje a Cort para que su dura y dolorosa historia no se repita.