El complejo Los Geranios. | Pere Bota

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Pegado en el escaparate de Tejidos Bellver hay, desde hace unas semanas, un gran cartel que reza: «Liquidación hogar por traslado». La dueña de este conocido comercio, María Teresa Lladó, se va. Ya no puede hacer frente al alquiler de la calle Sant Miquel. En su lugar, mueve el negocio a las Galerías Los Geranios. A un minuto de distancia andando y con un recorrido de menos de 50 metros, estar en Sant Miquel y Los Geranios supone una gran diferencia económica para los comerciales y aunque hasta ahora se podía decir que la zona estaba muerta, lo cierto es que en el último lustro ha habido un repunte en el número de locales alquilados: prácticamente lo están todos.

«Como vendíamos uniformes de colegios, facturábamos bastante, pero ahora quieren hacer su propio negocio y compran directamente al fabricante, por lo que hemos perdido mucha facturación y de hogar no se pueden pagar los alquileres que se piden actualmente aquí», dice María Teresa recordando «los buenos años» en los que vendían a unos 30 centros educativos. «Ahora, si tenemos cinco o seis colegios grandes son muchos», lamenta.

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María Teres Lladó en la entrada de su tienda.

«Este año ha sido el acabose, porque hemos perdido a un colegio inglés que compraba bastante y ya era inviable pagar el alquiler. He buscado una alternativa, porque no quiero cerrar a cinco años para jubilarme», sigue. «Quería un local que estuviera cerca de aquí y con un alquiler asequible. En Los Geranios la gente no tendrá que irse muy lejos de aquí y dos meses de alquiler en Sant Miquel son un año allí», dice. Con su partida, serán aún menos locales del pequeño comercio que resistan en la calle Sant Miquel. Según María Teresa «solo quedan Forum, Plovins y Pedro Miró».

Brotes verdes

Si bien la situación de Los Geranios era hasta ahora un tanto agonizante, no siempre fue así. «Cuando se puso en marcha el complejo hace 40 años, estaba muy de moda, porque dentro estaban Agricultura y Educación y era un continuo pasar de gente», explica el presidente de Los Geranios y propietario de la tienda Pedro Lladó, Mateu Cunill. «Una mala actuación de los políticos hizo que las consellerias se trasladaran y Los Geranios lo han pasado bastante mal. Ahora volvemos a estar en auge, con gente joven, nueva y con ganas y está tirando para adelante. Yo me voy dentro de poco y estoy contento de ver que está vivo, con los locales llenos. Los últimos que han venido son una empresa de bolsos y una franquicia de pescado frito», añade.

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Mateu Cunill, presidente de Los Geranios.

Mercedes Carvajal es propietaria de la tienda de moda HdH y será quien recoja el testigo a Mateu cuando deje la presidencia. Desde su punto de vista «Los Geranios están muy bien por la mañana, porque el mercado mueve a mucha gente, locales y turistas, y los bares están abiertos». Sin embargo, por la tarde cierran ambos, mercado y bares, y «se nota mucho la diferencia».

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Mercedes Carvajal, propietaria de HdH.

Blau, una tienda de ropa casual y deportiva, regentada por Andrés Picó, es uno de los negocios que aterrizó hace poco. «Llevo tres años y medio en Los Geranios, al principio cuesta un poco, porque la zona es poco comercial, pero una vez que tienes la clientela sí que es verdad que van viniendo», cuenta Andrés. «Creo que en esta zona lo que funcionan son los comercios más artesanales, que ya tienen una clientela y no dependen de la gente de paso», añade. Esta puede ser la principal desventaja pero se compensa con el alquiler: «Si, por ejemplo, en Sant Miquel son 4.000 euros, aquí son 1.000», apunta.

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Andrés Picó, en su tienda Blau.

Villa dorada

Mientras que el pulso es pausado en Los Geranios, su calle vecina, acoge gran parte del bullicio de la ciudad, que acaparan las grandes multinacionales. «Lo que pasa en Sant Miquel es que es como la villa de oro, porque está de moda y es de paso. Salen los cruceristas del puerto, suben por el Passeig del Born, van a la Plaça de Cort, pasan por la Catedral, continúan por la Plaça Major y terminan en Sant Miquel. Entonces las franquicias se hacen suya la calle», dice Mateu.

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Detalle de un escaparate de las galerías.

«Los altos alquileres están echando a los comercios de toda la vida», añade. Cierto es que los pequeños comercios no pueden competir frente los conglomerados, pero parece que algunos han encontrado en Los Geranios un oasis que les permite no claudicar.